lunes, 2 de febrero de 2009

Los Ángeles - Clavadistas del Salto del Laja


Sin miedo a saltar. El paisaje que ofrece el Salto del Laja se convierte en un polo de atracción irresistible para las hordas de turistas que ahí transitan. Al observar la cascada se sabe que esta maravilla natural es sólo para admirarla, ya que al apreciar la altura desde el puente, provoca vértigo hasta a los más valientes.

Sin embargo, no todos piensan igual, ya que hay quienes se atreven a desafiar la gravedad y la fuerza del río. Es lo que hace un grupo de 14 clavadistas de 10 a 25 años, que, probando su técnica y atrevimiento, los fines de semana del verano, ofrece un espectáculo de riesgo y dominio a todos los presentes, lanzándose a las aguas del río, en el sector del puente.

Pero no cualquiera hace esta hazaña. De hecho estos muchachos han crecido en la zona del Salto, lo que les ha permitido desde niños conocer la fuerte corriente de las aguas del Laja y dejar atrás el miedo.

Los clavados los realizan desde diferentes puntos. Algunos de los osados nadadores se lanzan del puente superior, zona baja y en las juntas del río, en fin, de los distintos lugares que permitan realizar un buen salto. Sin embargo al enfrentar los 35 metros de altura, la adrenalina se convierte en la madre de la aventura, porque no cualquiera es capaz de enfrentar este desafío.

La técnica que aplican estos autodidactas son también variadas, entre las que se destacan el vuelo del ángel y la carpa, demostrando siempre condiciones innatas para enfrentar la fuerte corriente del río.

Los muchachos que realizan este espectáculo son los conocidos charqueros que trabajan en el sector, e hijos de los artesanos de la Feria Artesanal. Todos ellos han querido darle un nuevo auge turístico al Salto con esta actividad que han realizado durante años, pero ahora de manera especial. Es por eso que los audaces nadadores brindan al público un espectáculo muy particular.

Además, debido a sus conocimientos de las aguas en ese sector, son los primeros en prestar ayuda a las personas que caen a las aguas de este curso fluvial. Cada temporada de verano, logran salvar a varios visitantes de las caudalosas aguas del Laja y, en los casos más lamentables, a los cuerpos de las víctimas de la imprudencia.