jueves, 1 de octubre de 2009

“La Gestión Cultural Es Un Trabajo De Frontera, Su Razón De Ser Y De Estar Es Fronteriza”. Entrevista A Rafael Morales Astola, Presidente De La FEAGC

Por Roberto García Y. A través de una entrevista digital, Rafael Morales Astola, prestigioso teórico, académico y autoridad de la gestión cultural europea, Presidente de la Federación Estatal de Asociaciones de Gestores Culturales de España (FEAGC) se refiere a la situación actual del sector en España, Europa, la profesionalización y los desafíos a futuro. Además, nos invita a soñar con nuestro primer encuentro, pues es categórico en afirmar: “Chile está ahora en la celebración de su Bicentenario. Tiene un tiempo y una predisposición preciosa para mirar el pasado, valorar el presente y encarar el futuro. La gestión cultural está, entonces, en un momento adecuado para expresar sus bondades y sus batallas. El Congreso podría ser el disparo de salida para un movimiento organizado con objetivos claros: establecer redes, comunicar con la sociedad y posicionarse como interlocutores con la administración pública. El asociacionismo es la herramienta fundamental“. Durante octubre nos acompañará con su experiencia y motivación, al hablar del tema. ¿Cuáles han sido los avances en los últimos años en Europa, con relación a la gestión cultural y las políticas públicas? ¿Quién moviliza a quien: Los gestores al Estado o es el Estado, a través de políticas públicas y regulaciones, quien dinamiza el campo cultural? En estos momentos, se está preparando la Agenda Europea de la Cultura en un Mundo en Vías de Globalización, con tres prioridades: diversidad cultural y diálogo intercultural, creatividad en el marco de los Objetivos de Lisboa para el crecimiento y el empleo, la cultura y las relaciones internacionales. Como presidente de la Asociación de Gestores Culturales de Andalucía (GECA), he participado recientemente en el proyecto Euomedinculture, vinculado al proceso de trabajo de la Agenda. Este proyecto ha celebrado un Foro Europeo en el que se habló directamente de la necesidad de una política cultural para la UE; asimismo, sirvió de marco para la creación de una red de asociaciones vinculadas a cultura. Los gestores culturales de base tenemos que decir mucho en la globalización, entre otras cosas porque somos un sector que garantiza la diversidad cultural. No obstante, la respuesta exige mucha matización y reflexión. Las políticas públicas de los distintos países de la Unión Europea no son tan homogéneas como pudiera parecer. Los grados de intervención pública varían incluso en el interior de un país. No cabe duda de que los Estados desempeñan una función principal en la dinamización del sector. Pero también es cierto, y más en lo que concierne a las industrias culturales, el sector profesional influye de forma determinante en el devenir de los procesos culturales. ¿Cuál es el papel del Estado en la promoción de la gestión cultural en España? ¿En qué escenario se encuentra la relación entre los gestores culturales de base y la institucionalidad pública? El papel del Estado Español en relación a la Cultura se recoge en la Constitución en varios lugares. En el artículo 9 se lee: “Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”. Igualmente en el artículo 44 se dice: “Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho”. El artículo 46 viene a reforzar todo ello, haciendo especial mención al patrimonio: “Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio”. A todo esto, hay que sumar los artículos de los distintos Estatutos de Autonomía y que inciden en la misma línea: accesibilidad, participación, salvaguarda del patrimonio, etc. Esto ha dado de sí una serie de políticas que lógicamente han cambiado a lo largo de los años, a veces motivadas por cambios de gobierno a veces por el propio contexto y evolución del sector de la cultura. Un denominador común ha sido el apoyo institucional, legislativo y económico al patrimonio, la implantación de redes de difusión y de equipamientos culturales públicos, la profesionalización progresiva de la gestión cultural y la consolidación de ayudas económicas al sector privado de la cultura. En la actualidad, la relación entre los gestores culturales y las instituciones se halla en un proceso altamente positivo. Además de las asociaciones de carácter autonómico que guardan cada una su singular relación con el respectivo gobierno regional, está la Federación Española de Asociaciones de Gestores Culturales. Esta Federación tiene una relación fluida de cooperación con el Ministerio de Cultura y estamos tanteando relaciones con los Ministerios de Trabajo, Economía y Hacienda. Poco a poco se asienta nuestra posición como interlocutores válidos de cara a los poderes públicos, aportando nuestra perspectiva como sector mediante una operatividad a la vez crítica y cooperante. En breve tendrá lugar el Congreso Internacional de la Gestión Cultural en El Ejido (Almería), los días 5, 6 y 7 de noviembre de 2009. Aquí hemos puesto en marcha todas las energías posibles para lo que hemos denominado como triple alianza: entre poderes públicos y profesionales de la cultura, entre sector público y sector privado, entre creadores y gestores culturales. Cree necesario legislar sobre los derechos culturales. O bien piensa, que estos deben subentenderse dentro de los derechos humanos. ¿Cuáles serían entonces, los derechos fundamentales del campo cultural? Achugar ya definió un claro derecho cultural: todo pueblo tiene derecho a no ser humillado. Aquí podemos estar todos en un principio de acuerdo para lograr superar los retos que tenemos por delante. Pero hay que dejar clara una idea: la Declaración Universal de los Derechos Humanos es el camino. Es la base argumental e instrumental para cualquier consenso que se quiere denominar progresista, solidario, humano. Cualquier proyecto que vaya encaminado a presentar una serie de derechos fundamentales del campo cultural debe ser revisado con lupa. Frente a la globalización, muchos han hablado de la necesidad de un rearme cultural. ¿Y si quizá conviniera un “desarme cultural”? Poner sobre la mesa la persona como eje de toda reflexión. Hacia una Organización Internacionalista de la Gestión Cultural En Chile, estamos en etapa inicial en la profesionalización de la gestión cultural, aún cuando es un boom. En España existe una oferta variada de publicaciones, estudios, cursos, carreras y postgrados en el área. ¿En qué grado se encuentra, hoy en día, la profesionalidad del gestor cultural español? Y ¿Qué nos recomendaría para avanzar en la formación de nuestros gestores culturales? Es verdad que la profesionalización de la gestión cultural está muy avanzada. Cataluña ha sido un faro maravilloso en este sentido para el conjunto del Estado. Luego nos hemos sumado los demás y hoy día puedes ver prácticas, cursos, proyectos, eventos, líderes, publicaciones, investigaciones, en el marco de la gestión cultural en todas partes de España. De los masters se ha pasado a los masters oficiales y posgrados. En breve contaremos con el primer Grado de Gestión Cultural en la Universidad Antonio de Nebrija. La Universidad ha visto la importancia creciente de nuestro sector en relación a la innovación y al empleo. Estamos en fase de irrupción en el mundo universitario. La Universidad no desea impartir la gestión cultural de cualquier manera y dialoga con los profesionales. Es un gran momento, que culminará a corto plazo con varios Grados y Postgrados de Gestión Cultural en las universidades españolas. Por otra parte, es difícil recomendar desde una posición que, a pesar del buen momento, no deja de ser vulnerable. Una clave que a nosotros nos ha servido ha sido comprender que no podemos ser endogámicos en el debate sobre la profesión. Encerrarnos en nuestros problemas hasta el infinito. No existe profesión sin problemas laborales, empresariales, jurídicos, etc. Hay un punto en el que hay que levantar la cabeza y mirar alrededor. Estamos en una sociedad para dar respuestas, es decir, ser responsables. Poner la mano y estrecharla con toda institución, persona, empresa, colectivo, que incida en la cultura es un paso ineludible. Cuanto antes se dé, mejor. Es cierto que debe darse una reflexión interna y rigurosa, pero eso no ahora sino siempre. Esta reflexión interna debe ir pareja a una reflexión más abierta, más transversal. De nuestra reflexión interna han salido documentos claves del sector: la Descripción del Puesto de Trabajo (DPT) del Gestor Cultural, el Código Deontológico de la Gestión Cultural, el Decálogo sobre Gestión Cultural y Accesibilidad Universal, el Libro Blanco de la Gestión Cultural en España, etc. Todo ello cobra su mayor sentido porque son documentos que buscan emplazarse en el sector y también en la sociedad. Hay que encajar la formación universitaria en ese plano social. Queremos profesionales de alta formación para una sociedad mejor. Asimismo, la Universidad es la vía para formalizar el marco jurídico y laboral de nuestra profesión, abriendo una puerta para la regulación de la habilitación profesional de numerosos trabajadores, que llevan años y años en el oficio. En octubre usted nos visitará. Cuál es la importancia e impacto de este Primer Encuentro Nacional de Gestores y Animadores Culturales, como espacio de intercambio y articulación de redes, donde se reúnen agentes del campo cultural chileno e iberoamericano. Voy a soñar y les invito a soñar. La Federación Española está trabajando para crear la Federación Europea de Gestores Culturales. Pero entendemos que no es suficiente. Estoy convencido de que sin Iberoamérica no somos nada. Sin el Mediterráneo no somos nada. O por lo menos no somos lo que podemos llegar a ser: una organización internacionalista de la gestión cultural, con todas las voces, con proyectos territoriales que reflejen la diversidad que constituye al ser humano, que acepta como reto comunicar la importancia de la cultura (la que existe en las comunidades y la que está por venir de mano de los nuevos creadores) para mejorar el mundo de la vida. En Europa, Iberoamérica y el Mediterráneo hay suficiente diversidad para un gran proyecto y suficientes puntos comunes para abordarlo. La globalización nos invita a los gestores culturales a dar ese salto. El Congreso de Chile en octubre puede marcar la pauta y luego la continuaremos en España, un mes después. Alguien tiene que empezar y es momento de empezar. ¿Cuál cree que deben ser los pasos y objetivos a futuro en la gestión cultural chilena, entendida desde la configuración de redes a nivel local y global? Chile está ahora en la celebración de su Bicentenario. Tiene un tiempo y una predisposición preciosa para mirar el pasado, valorar el presente y encarar el futuro. La gestión cultural está, entonces, en un momento adecuado para expresar sus bondades y sus batallas. El Congreso podría ser el disparo de salida para un movimiento organizado con objetivos claros: establecer redes, comunicar con la sociedad y posicionarse como interlocutores con la administración pública. El asociacionismo es la herramienta fundamental. Los profesionales deben llegar a entender que a solas siempre serás vulnerable. Dentro de un sector profesional organizado, a veces la vulnerabilidad dará paso a una fortaleza que nos sorprenderá a nosotros mismos. Una asociación, con su página web, su boletín virtual y un encuentro presencial al año son pequeños pasos para iniciar un largo camino. La internacionalización viene en seguida. Las nuevas tecnologías nos ayudan. La gestión cultural es un trabajo de frontera, su razón de ser y de estar es fronteriza. Cualquier cosa que hacemos supone que nos convertimos en un “entre-lugar”. La comunicación, por ello, es connatural a nuestro oficio. Siempre estamos uniendo cosas: al público con un arte, al artesano con los recursos, a la institución con la sociedad, etc. Empecemos por unirnos como sector. Sobre el entrevistado: Rafael Morales Astola. Doctor en Filología Hispánica en Ciencias del Espectáculo por la Universidad de Sevilla, docente de los Masters de Gestión Cultural de las Universidades de Granada y de Sevilla, coordinador docente del módulo de Artes Escénicas del Máster de Gestión Cultural de la Universidad Oberta de Cataluña, docente de los cursos de Experto en Gestión Cultural de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), autor de diversos libros sobre cine y teatro, y ensayos sobre políticas culturales y gestión cultural, gestor cultural desde 1994 (en el Ayuntamiento de Cortegana y el Ayuntamiento de Sevilla-ICAS), director de grupos de teatro desde 1984 a 1994, coordinador de proyectos europeos vinculados a juventud y a cultura. ACtualmente, Presidente de la Federación Estatal de Asociaciones de Gestores Culturales (FEAGC), de la Asociación de Gestores Culturales de Andalucía (GECA) y de la Asociación Ibérica de Gestores Culturales (AIGCU). Fuente: Escuela Nacional de Gestores y Animadores Culturales