miércoles, 28 de abril de 2010

Claudio Arrau Con Los Zapatos Rotos

Cuando recuerdo a mi abuela Cristina Delaunoy, siempre resalta en mi su admiración por nuestros próceres, por Claudio Arrau, por los escritores y todo aquello que hacía a Chillán la mejor ciudad de Chile, era su opinión y yo la escuchaba con atención, sus ojos brillaban al hablar de Prat y cuando me señalaba el lugar exacto donde había nacido O’Higgins. Lo curioso es que ella era santiaguina.

Seguramente ella, gracias a su experiencia, comprendía el simbolismo y valor inmenso que tiene para un grupo humano identificarse territorialmente con un héroe nacional, un artista. En definitiva: la grandeza humana; más allá de la opinión que tengamos acerca de la orientación que estas mujeres y hombres han dado a sus vocaciones.

Hoy miro el presente y hacia adelante y me pregunto: ¿Y ahora qué?, ¿Qué hay y qué vendrá? Lo cierto es que la cuna de héroes y artistas es sólo eso, para poder crecer, casi todos ellos encontraron tierra fértil fuera de nuestro país, pero fue Chillán que los vio nacer.

Hoy nos queda Gonzalo Rojas, Premio Nacional de Literatura, Premio Cervantes y desconozco cuantos reconocimientos y títulos se le habrá otorgado en el mundo, pero les aseguro que ha pasado a vuestro lado sin que usted se haya dado cuenta, la figura y la inspiración disciplinada de un gran hombre y poeta cruza Paseo Arauco y nadie se da cuenta.

Y después de Rojas ¿Qué?; ¿Qué esperamos para el futuro? Un panteón de artistas y héroes.

Es cierto que Chillán tiene cosas buenas, pero las personas estamos quedando atrás.
Dónde están los nuevos talentos formándose, dónde está la institución que los busca y los rescata de su tal vez precaria condición y riesgoso entorno y dónde están los hombres y mujeres de buena voluntad que están trabajando para el futuro de una generación que además de ir a la universidad, será sobresaliente.

El talento, cuando no es cultivado, se torna un caos de energía que causa destrucción interna y se proyecta al prójimo como resentimiento. Creo ver hoy en los adolescentes algo de esto.

Cuando observo a las autoridades y representantes de organizaciones discutir en torno al teatro, la nueva comuna, la Avenida O’Higgins y tantas otras cosas, pienso en lo equivocado que está el camino.

Crecer es un fenómeno interno, que nace de nuestras almas inquietas y desbordantes de energía y mentes repletas de buenas ideas, es cierto que necesitan espacio para expresarse, pero necesitan amor y trabajo para elevarse y multiplicarse, o queremos un teatro de 6.000 millones de pesos, con orquesta afuerina y ochenta personas escuchando, queremos una nueva comuna de Chillán Oriente sin trabajo, sin veredas, sin empresas, sin equipamiento urbano, pero con un gran lastre financiero para el Gobierno. ¿Cuál es el sentido de crear complejidad administrativa y estructural si no existe dignidad humana? Eso es lo que pienso cuando veo a una mujer junto a sus hijos caminando por un barrial, bajo la lluvia esperando micro a mitad de una cuadra sin veredas y veo que lleva de su mano a un niño que posiblemente tiene una mente brillante y un talento como el de Arrau, Colvin, Prat o Vinay.

Por Udo H. Schweitzer M.
Puede leer más en su blog: http://udoschweitzer.blogspot.com/