Se va septiembre con tres hechos trascendentales para reflexionar:
1. Hay 33 obreros secuestrados bajo el suelo por la falta de atención a las condiciones laborales. 33 trabajadores que marcaron la angustia y la esperanza cuando no sabíamos si estaban con vida allá abajo. Están allí y como sea, volverán a tocar y sentir el calor y aliento de sus familias y amigos.
2. La nación indigena originaria renace y se fortalece nuestra verdadera identidad, vergonzosamente forzada por la brutal protesta autoflagelante para enrostrarnos lo mal que se le ha tratado al símbolo de la tierra madre, aquel que ya era fulgor antes de la llegada de los europeos. Que vergüenza revisar los hechos y darse cuenta del abuso, el desprecio, la violencia, con que ha actuado el aparato estatal. Es hora de restituir al pueblo mapuche lo que le ha sido arrebatado y que seamos un país pluriétnico y pluricultural.
3. En Ecuador se enciende la luz de alerta para recordarnos que los facistas están entre nosotros, siempre manipulando a los títeres armados para tomarse el poder que ningún pueblo democrático les ha conferido. Aunque se vistan de ropajes decentes, en algún momento sacarán sus ensangrentadas uñas. Por eso nunca hay que bajar la guardia y debemos estar alerta y preparados en la convicción y en la acción, para repeler la cobarde y criminal mentalidad que han mostrado a través de la historia.
VIVA EL CHILE QUE QUIERO Y RESPETO. VIVA LA BANDERA LIMPIA, LA QUE NUNCA SE ENARBOLÓ SOBRE LA SANGRE DE LOS PROPIOS CHILENOS, LA DE MI CASA, LA DE MIS VECINOS. VIVA EL GRAN PUEBLO CHILENO, CONSTITUIDO POR LA NACIONES ANCESTRALES, LOS MESTIZOS ORIGINARIOS Y LOS INMIGRANTES BIEN NACIDOS.
Por Carlos Guerra.
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