martes, 6 de marzo de 2012

Chavela Vargas : "Era una Yegua Sin Potrero"



Cometió la descortesía social de amar a mujeres abiertamente, ganarle el pulso al tequila, darle esquinazo a la muerte, tras coquetear con ella y respecto a chavelazos en cantinas y palacios.

“Era una yegua sin potrero. Era indomable. La gente me amaba y me odiaba al mismo tiempo. Les asustaba”.

Insultantemente libre, como un espíritu indomable y con el alma tan quebrada como su voz, Chavela Vargas ha vivido a corazón abierto, con la arrogancia y el coraje que el destino sólo reserva a los sublimes. Un modelo de autenticidad y coherencia que ha atravesado una existencia apurada hasta el límite.

Miguel Bosé dice de ella: “Tiene la virtud de desatar los pudores más enfermizos de las vísceras en quien la conoce y en quien la conoce y en quien la escucha. Es irrepetible, no existe el molde porque nació sin molde que romper”.

Joaquín Sabina, además de atrapar un pedazo del alma de Chavela en “El bulevar de los sueños rotos”, dice: “He bailado, he estado a solas con ella y he llorado a solas con ella muchas veces. Me ha enseñado infinitamente más de lo que nadie me ha enseñado”.

Chavela Vargas te exprime el corazón, te lo hace pedazos y te hace sentir emociones que, en ocasiones querríamos no sentir”, dice Salma Hayek, que interpreta a Kalho en “Frida”, el largometraje que se está rodando sobre la pintora, y en el que Chavela interpreta a la muerte.

Chavela Vargas: su voz, su poncho y una copa. Y otra, y otra, en un espiral de excesos etílicos durante décadas que la revelaron allá, al apurara un tequila una noche, las facciones de la muerte en el fondo del vaso. Pero Chavela apuró el trago, le guiñó el ojo a la Parca y no bebió más.

Tras quince años en el infierno fue recuperada para el público español en los noventa por Pedro Almodóvar, que la convirtió en musa de sus películas y la devolvió a los escenarios de todo el mundo: el Olimpia de París y el Teatro Bellas Artes de México son sus conquistas más personales. Para unos reencuentro, para otros revelaciones y para todos Chavela Vargas es un modelo de autenticidad. Y, como no, es lesbiana mal que les pese a algunos.

La voz y el alma desgarradas de Chavela llenas el escenario, diluyen los acordes y se agarran al corazón y las entrañas de quien presencia el milagro del dolor y la sangre vueltos poesía. Todos sucumben ante el lamento entre furioso y tierno de una fiera herida.

Ni dentro ni fuera del closet

Chavela amó a la pintora Frida Kalho. Compartió largas temporadas junto al muralista Diego Rivera en la casa de la pareja. Kalho repetía “Chavela,. yo te nací. Yo siento tu sangre en mi sangre. Yo te parí”. La Vargas admiraba la obra de Kalho.

Pero ante todo amaba a Frida. “No tengo que esconder nada ni nada de que avergonzarme”, expresa la costarricense Chavela Vargas. “Nunca estuve ni dentro ni fuera del closet. Simplemente estuve donde tenía que estar, en mi lugar: en la calle delante de todo el mundo, muy libre y muy a gusto. Y si volviera a nacer seria de nuevo Chavela Vargas”.

De acuerdo con la escritora mexicana Elena Poniatowska, “Chavela reivindica el derecho de la mujer a su opción sexual, a ser como ella quiere y a su fortaleza”.

...va a ser hermoso

Y si quieres saber de mi pasado” es una biografía, un reflejo de Chavela Vargas, provocado por Chavela Vargas. Un paseo apasionante por 83 años de claroscuros y dolor. “No les he dicho mentiras, pero he tenido el respeto de no decirles toda la verdad”.

“Chavela Vargas” es un documental biográfico sobre la trayectoria humana y profesional de una mujer fascinante. Se reconstruye en hora y media la imagen de quien logra traducir la vida con su garganta.

“Detener el camino va a ser hermoso. Y no quiero lágrimas ni tragedias. Si nadie he vuelto de allí, será porque el lugar es maravilloso”, expresa la cantante con respecto a su muerte.

Y cuando no esté, tendremos su voz agarrada a las entrañas. Porque si te alcanza desde su garganta no hay quien extirpe del alma esa bala cargada de emoción.

Publicado en Gente10, Volumen VIII, Número 44 (2002)

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