martes, 6 de marzo de 2012

Gladys Del Carmen Marín Millie - Biografía De Una Revolucionaria


Gladys del Carmen Marín Millie nació el 16 de julio de 1941, en la ciudad de Curepto, fue la tercera de las cuatro hijas del matrimonio compuesto por Heraclio Marín, campesino, y Adriana Millie, profesora, al poco tiempo, llegó a Talagante junto a su familia. En la escuela pública de ese lugar hizo sus primeros estudios, para después cursar sus humanidades en el Liceo Nº 5 de Niñas, en Santiago.

Gracias a una beca, ingresó a la Escuela Normal Nº 2, desde donde egresó con el título de Profesora Básica con especialidad en Educación Diferencial. Si bien durante algunos años formó parte de algunos movimientos juveniles cristianos, la realidad de la gente de escasos recursos y los problemas que este grupo enfrentaba la llevaron, en 1957, a integrar las Juventudes Comunistas. Ese mismo año, fue elegida presidenta nacional de la Federación de Estudiantes Normalistas, iniciando así su carrera política.

De ahí en adelante, Gladys Marín se transformaría en una de las activistas más entusiastas del partido de izquierda. Ya en 1960, integró el Comité Central de las Juventudes y, tres años después, fue designada secretaria general del mismo grupo. Durante los trabajos realizados por el partido en diferentes poblaciones de Santiago, como Lo Hermida o La Victoria, conoció a otro militante, el ingeniero Jorge Muñoz, con quien se casó el 1 de abril de 1961; más tarde, el matrimonio tendría dos hijos, Rodrigo y Álvaro.

En 1965, llegó al Parlamento, tras ser elegida diputada por Santiago. Después, fue reelecta en dos oportunidades (1969 y 1973), hasta que el golpe militar interrumpió la institucionalidad del país. A partir de este hecho, Gladys Marín se transformó en una de las cien personas más buscadas por los aparatos represores militares, por lo que tuvo que pasar a la clandestinidad. Para resguardar su integridad, el partido Comunista le ordenó asilarse en la embajada de Holanda, lugar donde permaneció por casi ocho meses.

Tras ello, se convirtió en una más de los miles de exiliados del país. Pero, a pesar de estar a kilómetros de su patria, no cesó en su lucha por revelar los crímenes cometidos en el país y la represión que el gobierno militar había impuesto, coartando, incluso, algunos derechos fundamentales. En 1976, se enteró de la detención de su marido, que se encontraba en el país junto a sus dos hijos, por parte de integrantes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Nunca más se supo de su paradero, pasando a ser uno más de los detenidos desaparecidos del régimen militar.

Gladys Marín volvió al país dos años más tarde, utilizando falsas identidades para no ser descubierta por los militares. Desde allí, reorganizó las fuerzas del partido al que pertenecía, para reaparecer con fuerza tras el retorno de la democracia. Su bandera de lucha fue alcanzar la verdad y justicia.

A partir de 1994 fue nombrada secretaria general del partido Comunista, convirtiéndose en la primera mujer en el mundo en ostentar el importante cargo. Desde allí comandó la ofensiva en tribunales para esclarecer los abusos cometidos en dictadura. Su intenso trabajo le valió ser proclamada, en 1998, como candidata a la presidencia, promoviendo un programa alternativo al sistema económico y político imperante.

1998, Gladys es proclamada candidata a la Presidencia de la República en representación de la izquierda, con el objetivo principal de impulsar el proceso de construcción de una alternativa antineoliberal, lo que se constituyó en un valioso precedente de lo que hoy es, en nuevas condiciones, el Poder Democrático y Social (PODEMOS) y la amplia unidad con otras organizaciones políticas, alternativas al neoliberalismo.

El Comité Central, elegido por el XXII Congreso Nacional del Partido Comunista, celebrado en noviembre de 2002, la elige Presidenta del Partido.

Al cumplirse 30 años del golpe militar, el 11 de septiembre de 2003, pronuncia Gladys un discurso de gran relevancia en el multitudinario Acto de Homenaje a Salvador Allende, realizado en la Plaza de la Constitución, frente a la Moneda, por diversas fuerzas de la izquierda extraparlamentaria chilena y delegaciones de diversos países. Recibió en esa oportunidad el reconocimiento por su valor y consecuencia como luchadora incansable por la democracia y la justicia social, que siempre entregó su activa contribución a la construcción de la nueva alternativa al sistema neoliberal que a sangre y fuego impuso la dictadura en contra del pueblo de Chile.

Ese mismo mes se le detecta un tumor cerebral maligno. Se traslada a Suecia, donde es operada por el Dr. Inti Peredo, y posteriormente a Cuba para continuar su tratamiento. Allí es acogida fraternalmente por el gobierno y el Partido Comunista cubanos, con una especial preocupación del propio Presidente Fidel Castro, quedando su tratamiento a cargo del Dr. Javier Figueredo.

La enfermedad de Gladys despertó una extraordinaria cadena de solidaridad, que se extiende, más allá de nuestro país, a muchos rincones del planeta. Con una gran emoción agradecemos cada una de las muestras de esa solidaridad manifestada por altos personeros de gobiernos, partidos políticos, organizaciones sociales, sindicales y culturales, y miles y miles de personas de la más diversa condición social, especialmente los más humildes de nuestro pueblo.

Fue un momento muy alto de esa solidaridad, el acto de homenaje que, contando con su presencia durante uno de sus viajes de regreso al país, se le ofreció en el recinto de la Estación Mapocho, el 14 de Marzo del 2004, ocasión natural para que se expresara también la solidaridad con los pueblos de Irak y Palestina, agredidos por el imperialismo norteamericano, la adhesión a Cuba y Venezuela y la reafirmación del compromiso de luchar por la Paz, causa, esta última, que Gladys abrazó con fervor a lo largo de su vida y que motivó que fuera una de las tres mujeres chilenas seleccionadas por diversas organizaciones sociales, entre ellas la CUT, para ser nominada entre las mil mujeres para las cuales se está solicitando, a nivel mundial, el Premio Nobel de la Paz.

La vida de Gladys Marín transcurrió en medio de su pueblo. La admiración hacia su figura encontró un fundamento en su actitud de permanente identificación con las luchas, aspiraciones, necesidades y dolores de los trabajadores, las mujeres, los jóvenes, los pueblos originarios, la diversidad sexual. Su acendrado internacionalismo fue reconocido por pueblos hermanos. El Consejo de Estado de Cuba le otorgó la Condecoración José Martí, y el Movimiento Sandinista la Medalla Augusto César Sandino, las más altas distinciones que otorgan esa nación y ese movimiento político hermano, destacan la consecuencia de su pensamiento y acción en el campo de las relaciones entre las naciones y los pueblos en lucha por su independencia y soberanía y por una vida mejor.

La contribución de Gladys Marín a la unidad de la izquierda, al papel principal de los trabajadores en la vida social, así como a la conformación de la más amplia unidad antineoliberal, conforman una herencia que los comunistas mantendremos sin desviarnos jamás del camino trazado por su ejemplo, que en parte se encuentra plasmado en su legado intelectual, del que debemos destacar la edición de sus libros “Regreso a la Esperanza” (sobre la operación cóndor), “Chiapas, vuela lejos tu pensamiento”, “El Poder de desafiar el poder”, “La vida es hoy”.

Al entregarle, hace pocas semanas, la Medalla Luis Emilio Recabarren, la más alta distinción del Partido que fundara el Padre de la clase obrera chilena, y que fuera recibida por uno de sus hijos, exaltamos el papel determinante que jugó en la vida de nuestro Partido y de nuestro pueblo.

El 25 de septiembre de 2003 es internada en la Clínica Tabancura donde el equipo médico del doctor neurólogo Eduardo Larraechea le diagnostica la presencia de un tumor cerebral. El 1 de octubre viaja a Estocolmo, Suecia para ser intervenida quirúrgicamente el día 8 en la clínica Karolinska por el doctor Inti Peredo.

El 15 de octubre se informa que el turmor es un glioblastoma multiforme. Se diagnostica que volvería acrecer inexorablemente en la misma zona.

El 19 de octubre viaja a La Habana, Cuba para iniciar un proceso de rehabilitación a cargo del equipo médico que encabeza el doctor Javier Figuerero.

El 14 de marzo de 2004 regresa a Santiago y es recibida en un gran acto en la ex Estación Mapocho de la capital chilena por centenares de miles de personas.

El 4 de septiembre de 2004 es operada por segunda vez en La Habana de una necrosis de tejidos. En octubre vuelve a Santiago hasta el 7 de noviembre que regresa a La Habana, para retornar definitivamente a su país natal en diciembre del mismo año.

Gladys Marín, la heroína de la residencia chilena, falleció el 06 de Marzo del año 2005, en su residencia ubicada en calle Las Perdices 7026 de la comuna de La Florida, acompañada de su familia, amigos y dirigentes del Partido Comunista de Chile.

A sus ejemplares hijos, Rodrigo y Alvaro, a sus nietas, a su madre, a sus hermanas, a su actual compañero, a toda su familia, nuestra sincera solidaridad y afecto. Ellos han sido el más valioso apoyo en esta dura etapa final de su vida.

Tenemos la certeza de que su figura ya no pertenece sólo a quienes militamos en las filas de su Partido. Así lo entendemos y así procedemos al convocar a los justos homenajes y expresiones de admiración y cariño.

“En mi vida hay amores, personas, ideas que amé y amo a las cuales dedico mis días y mis pasos. He viajado mucho, pero siempre con mi corazón y mi mente puestos en un lugar, en una historia de la liberación de las cadenas de explotación e injusticia que atan la vida de mi pueblo y los pueblos. Pero cada día es un descubrimiento de rutas, un volver a nacer, un sumergirse, un respirar de nuevo para seguir haciendo camino”.

Gladys Marín (1941-2005), la heroína de la resistencia chilena..., para ella, tampoco hubo justicia.

Vía: Felipe henríquez