La Leyenda de Las Tres Pascualas

Cuenta la leyenda que las tres Pascualas vivían junto a una laguna, soñando con el amor eterno, puro y fiel...

El Día En Que Coronel Dijo Basta: No Más Termoeléctricas

Cerca de 2 mil personas se reunieron en la plaza comunal de Coronel, para manifestar la preocupación que existe por la contaminación en ese lugar

La Leyenda del Salto del Lajas

Cuentan los antiguos, que en el lugar donde hoy está el Salto del Laja, había una llanura...

La Batalla del Cerro Gavilán

En honor a nuestra historia presentamos una producción que resume los sucesos que se desarrollaron en la conocida Batalla del Cerro Gavilán .

Coronel... La Historia Sobre la Arena y el Carbón

Coronel... La Historia Sobre la Arena y el Carbón. Producción patrocinada por la Casa Ciudadana Coronel

miércoles, 21 de febrero de 2018

1492 - Conquest Of Paradise

Cristofolo Colombo zarpa hacia la mar océano en busca de fama, gloria y riquezas. América mágica y desconocida en el imaginario europeo. La conquista del paraiso en los fascinantes acordes de Vangelis.

jueves, 15 de febrero de 2018

Fuerte de Purén... Literalmente Botado en el Suelo

Los restos de un antiguo español Fuerte de San Carlos de Purén, ubicado unos 14 kilómetros al sur de Los Ángeles por la Ruta 5 Sur, fue levantado en 1724 por el gobernador Gabriel Cano.
Tuvo al menos dos ubicaciones reconocidas, primero en la margen norte y luego en la margen sur del Bio Bío, las actuales ruinas, corresponden a su último sitio de emplazamiento. Trasladado nuevamente a la ribera norte del Bio Bío, por orden de Ambrosio O’higgins, con el título de San Carlos de Purén, teniendo una maravillosa vista del río y su entorno.
La construcción de este fuerte se inició en mayo de 1776, culminando en marzo de 1777. Refaccionado en 1798 y 1816, existen distintos planos de este particular emplazamiento (1779, 1793 y 1855), donde se reproducen distintos cambios en el diseño de su planta. Aunque fue abandonada luego de las guerras de independencia, se la usó ocasionalmente hasta mediados del siglo XIX.
Entre los años de 1975 y 1977, se realizaron trabajos de reconstrucción en los muros exteriores que dan al foso; sin embargo, la técnica usada en el canteo de las piedras no correspondería a la del siglo XVIII. De igual manera otras labores interiores, como el relleno de los baluartes, también contribuyeron a la alteración del sitio.
A mediados de la década de 1970, el sitio y ruinas del fuerte San Carlos de Purén fueron declarados Monumento Histórico por Decreto del Ministerio de Educación Nº 630 del 31 de julio de 1975.
Hoy quedan sólo las bases de los muros perimetrales. en muy mal estado de conservación. Su propietario dispuso a la venta el terreno sobre el cual se emplazan los cimientos históricos de el fuerte.

Aunque durante muchos años, se han realizado tratativas que involucran levantar el turismo histórico de la zona, el tiempo sigue dejando que se deterioren estas ruinas, que actualmente solo tienen un valor histórico en nuestra memoria.
Dirección: Inés de Suarez S/N. Pueblo de San Carlos 15 kms al Sur de Los Ángeles.
Propietario: Ricardo Elfeld Winkler
Año Construcción: 1786






jueves, 8 de febrero de 2018

Una Idea Sobre Los Poemas de Roberto Bolaño

Hace un par de años leí afanosamente una crítica literaria de un amante empedernido de la poesía de Roque Dalton, un tal Justiniano. De esa crítica me quedó impregnada la frase: BENDITOS LOS POETAS QUE EN DOS LÍNEAS SON CAPACES DE DAR FORMA Y VIDA A LA PASIÓN.

Lo cierto es que esa bendición la carecen los cuentistas y novelistas. Pero se que sus incursiones en la poesía es muchas veces solo un desahogo, un ensayo... un tal vez... un quizá. O en el respeto de su espíritu narrador... su poesía no es más que un bodrio latente siempre vivo.

Otras veces, su poesía es de buen corte, fino y desarrollado... otras pocas veces su poesía es Su Poesía... y el lector la aprecia porque ha desarrollado con el tiempo un sentimiento de cariño con el autor... ese sentir que a veces toma forma de respeto y honor por quien se sabe escribe por amor.

Eso me pasa con los poemas de Bolaño. Si no conociera su historia y su obra, gentileza del tiempo que perfecciona ese cariño... la poesía de Bolaño no sería más que un buen collage de imagenes, frases del momento, palabras que afloraron por algún fortuito ejercicio de instantaneidad.

Pero uno lee y lo hace con cariño.

Fernando

Extraño maniquí

a Jorge Pimentel
Extraño maniquí de una tienda del Metro, qué manera de observarme
y presentirme más allá de todo puente
mirando el océano o un lago enorme
como si de él esperara aventura y amor
Y puede un grito de muchacha en plena noche
convencerme de la utilidad de mi rostro
o se velan los instantes, placas de cobre al rojo vivo
la memoria del amor negándose tres veces
en aras de otra especie de amor
Y así nos endurecemos sin abandonar la pajarera
desvalorizándonos
o bien volvemos a una casa pequeñísima
donde nos espera sentada en la cocina una mujer
Extraño maniquí de una tienda del Metro
qué manera de comunicarte conmigo, soltero y violento
y presentirme más allá de todo
solamente me ofreces nalgas y senos
estrellas platinadas y sexos espumosos
No me hagas llorar en el tren naranja
ni en las escaleras eléctricas
ni saliendo repentinamente a marzo
ni cuando imagines, si imaginas, mis pasos de veterano absoluto
nuevamente bailando por los desfiladeros
Extraño maniquí de una tienda del Metro
así como se inclina el sol y las sombras de los rascacielos
irás inclinando tus manos
así como se apagan los colores y las luces de colores
se apagarán tus ojos
¿Quién te mudará de vestido entonces?
Yo sé quién te mudará de vestido entonces
(de Reinventar el amor)

Los perros románticos

En aquel tiempo yo tenía veinte años
y estaba loco.
Había perdido un país
pero había ganado un sueño.
Y si tenía ese sueño
lo demás no importaba.
Ni trabajar ni rezar
ni estudiar en la madrugada
junto a los perros románticos.
Y el sueño vivía en el vacío de mi espíritu.
Una habitación de madera,
en penumbras,
en uno de los pulmones del trópico.
Y a veces me volvía dentro de mí
y visitaba el sueño: estatua eternizada
en pensamientos líquidos,
un gusano blanco retorciéndose
en el amor.
Un amor desbocado.
Un sueño dentro de otro sueño.
Y la pesadilla me decía: crecerás.
Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto
y olvidarás.
Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen.
Estoy aquí, dije, con los perros románticos
y aquí me voy a quedar.
(de Los perros románticos)

El burro

A veces sueño que Mario Santiago
viene a buscarme con su moto negra.
Y dejamos atrás la ciudad y a medida
que las luces van desapareciendo
Mario Santiago me dice que se trata
de una moto robada, la última moto
robada para viajar por las pobres tierras
del norte, en dirección a Texas,
persiguiendo un sueño innombrable,
inclasificable, el sueño de nuestra juventud,
es decir el sueño más valiente de todos
nuestros sueños. Y de tal manera
cómo negarme a montar la veloz moto negra
del norte y salir rajados por aquellos caminos
que antaño recorrieran los santos de México,
los poetas mendicantes de México,
las sanguijuelas taciturnas de Tepito
o la colonia Guerrero, todos en la misma senda,
donde se confunden y mezclan los tiempos:
verbales y físicos, el ayer y la afasia.
Y a veces sueño que Mario Santiago
viene a buscarme, o es un poeta sin rostro,
una cabeza sin ojos, ni boca, ni nariz,
sólo piel y voluntad, y yo sin preguntar nada
me subo a la moto y partimos
por los caminos del norte, la cabeza y yo,
extraños tripulantes embarcados en una ruta
miserable, caminos borrados por el polvo y la lluvia,
tierra de moscas y lagartijas, matorrales resecos
y ventiscas de arena, el único teatro concebible para nuestra poesía
Y a veces sueño que el camino
que nuestra moto o nuestro anhelo recorre
no empieza en mi sueño sino en el sueño
de otros: los inocentes, los bienaventurados,
los mansos, los que para nuestra desgracia
ya no están aquí. Y así Mario Santiago y yo
salimos de la ciudad de México que es la prolongación
de tantos sueños, la materialización de tantas
pesadillas, y remontamos los estados
siempre hacia el norte, siempre por el camino
de los coyotes, y nuestra moto entonces
es del color de la noche. Nuestra moto
es un burro negro que viaja sin prisa
por las tierras de la Curiosidad. Un burro negro
que se desplaza por la humanidad y la geometría
de estos pobres paisajes desolados.
Y la risa de Mario o de la cabeza
saluda a los fantasmas de nuestra juventud,
el sueño innombrable e inútil
de la valentía.
Y a veces creo ver una moto negra
como un burro alejándose por los caminos
de tierra de Zacatecas y Coahuila, en los límites
del sueño, y sin alcanzar a comprender
su sentido, su significado último,
comprendo no obstante su música:
una alegre canción de despedida.
Y acaso son los gestos de valor los que
nos dicen adiós, sin resentimiento ni amargura,
en paz con su gratuidad absoluta y con nosotros mismos.
Son los pequeños desafíos inútiles -o que
los años y la costumbre consintieron
que creyéramos inútiles-los que nos saludan,
los que nos hacen señales enigmáticas con las manos,
en medio de la noche, a un lado de la carretera,
como nuestros hijos queridos y abandonados,
criados solos en estos desiertos calcáreos,
como el resplandor que un día nos atravesó
y que habíamos olvidado.
Y a veces sueño que Mario llega
con su moto negra en medio de la pesadilla
y partimos rumbo al norte,
rumbo a los pueblos fantasmas donde moran
las lagartijas y las moscas.
y mientras el sueño me transporta
de un continente a otro
a través de una ducha de estrellas frías e indoloras,
veo la moto negra, como un burro de otro planeta,
partir en dos las tierras de Coahuila.
un burro de otro planeta
que es el anhelo desbocado de nuestra ignorancia,
pero que también es nuestra esperanza
y nuestro valor.
Un valor innombrable e inútil, bien cierto,
pero reencontrado en los márgenes
del sueño más remoto,
en las particiones del sueño final,
en la senda confusa y magnética
de los burros y de los poetas.
(de Los perros románticos)