lunes, 8 de junio de 2009

La Maldición De La Cultura De La Entrada Liberada

Son las 5 de la tarde de un sábado de otoño y mientras veo consumir un cigarro en la Plaza de Armas me percato que en no menos de 20 minutos veo pasar, con un ida y vuelta, a un amigo que bate su vida de Productor AudioVisual. En la primera pasada hago un ademán de saludo con el respeto de haberlo reconocido en un lugar público. Pero la segunda ocasión, con un par de cables de audio adornando su brazo, hace un desvío tipo chofer de micro esquivando colectivo. Me dedica un par de minutos para decirme, cual torpedo de enseñanza media, todo lo necesario para convencerme de asistir a su evento. “Pero si te mandé un correo… es a las 8… van todos los cabros… es para costear el viaje para hacer otra grabación… Te veo adentro”.

En esos dos minutos, Pablo, me comunicó todo lo que necesitaba para dejar el café a un lado y ponerme a jugar a ser modelo de Rodin. Tenía una presentación de un tráiler que hacía público en el Teatro Municipal para lograr obtener fondos y así poder solventar en algo el viaje para su próxima grabación. El problema fue la asistencia paupérrima al teatro, de 744 butacas, hubo 15 humanoides de esos que van a todas y les ponen el hombro a quienes se mantienen vivos a pesar de la intemperie. “Te juro que le puse empeño, si hasta mandé correos a todos”.

Dejando la Fantasía a un lado y tratando de usar la sinapsis en algo más racional, me encuentro con esta experiencia del fracaso repetida de forma inusitada en aquellos que están en la etapa de crearse currículum cultural y que se alejan de los supuestos comentarios recriminadores de “¿por qué no postulaste al Fondart?” “Pero si la Corfo tiene plata para esto!”. Vamos al punto sin tanta dramaturgia.

Con Plata Se Compran Huevos

Hace años que dispongo de un par de archivos que los paso cada vez que alguien me pregunta “¿de dónde saco plata para…?” dos listados de Fuentes de Financiamiento, uno nacional y si hay más tiempo, uno con fuentes internacionales.

Pero el dogma en Economía es “Las Necesidades son Múltiples y los Recursos Escasos”. Por ende, no todas las iniciativas, válidas o no, pasan el filtro de “financiables”. Aquello genera una demanda no satisfecha por las herramientas que dispone el Estado y obliga a un cambio de traje y discurso, porque el objetivo ahora son las empresas. Digámoslo con mucha honestidad. Hasta que tu nombre no se convierte en un personaje, las fichas no están a tu favor. Entonces la pregunta es cómo un joven productor audiovisual, pintor, poeta, músico… cómo un joven puede salir de este escollo.

Mientras tanto, luego de las respectivas sesiones de reunión con gerentes de operaciones, de marketing, de publicidad, o hasta con las mismas secretarias, uno vende lo que puede y el artista vende su arte, partimos como lo hacíamos en la básica, vendiendo galletas entre nuestros propios compañeros, después a los profesores y si uno se gana la sonrisa de la directora, de vez en cuando se lo vendemos a ella. Así que armamos ferias, tertulias literarias, muestras itinerantes, una exposición o una obra de teatro por algún lado. Pero cuando tenemos que vender entradas para poder generar algo de recursos, el esfuerzo comunicacional te deja con ojeras y con sobredosis de café. El que hayan asistido sólo 15 de 744 posibles espectadores no es problema cuando se hace por vocación. El Amor es Ciego y no necesitamos ver el resultado, a veces sólo el esfuerzo de todo el trabajo realizado es satisfactorio para mantener el alma brillante y bien pulida.

Ahora la Culpa es del Pueblo

Me gustaría echarle la culpa al Fenómeno del Niño y de pasadita rozar algún personaje de gobierno de esos que llevan años apernándose haciendo Política de Estado. Pero, en esta ocasión no es así. Sí es un tema de política de Estado, pero la esencia está en la mala costumbre, donde el público, muy sabiamente, confunde entre Cultura Popular y Cultura Artística.

Es cierto, la culpa, de culpabilidad, ahora es del pueblo. El mismo que paga en preventa por “La Noche” o “Los Charros de Lumaco” pero exige casi que lo vayan a invitar a la casa para que asista a un recital de poesía o de violonchelo, o una obra de teatro. Mala costumbre que es fomentada por la “Política del Evento” que hacen las municipalidades, porque si no hacen en el año un evento para el pueblo, el alcalde es malo. Mala costumbre fomentada por el Consejo Nacional de Cultura y sus dependencias, “porque si lo hace el estado, este tiene la plata para que sea gratuito” y de hecho todo lo que hace el Estado es con “Entrada Liberada”. Mala costumbre fomentada por los propios artistas, “Porque si el estado no lo paga, no lo hago”. El Pueblo, el mismo que confunde artesanía con esos monitos saltarines que se adhieren a la ventana. Ese mismo que castiga a los escritores locales con la ignorancia de no saber quienes son, pero compran a Vargas Llosa para usarlo de sujeta libros.

Bueno, ni el estado ni los municipios están para hacer negocio, pero la Corfo dio un paso adelante, en la generación del “Mercado de la Cultura” cuando se pide a los productores audiovisuales el reintegro de un porcentaje, no menor, de lo obtenido por concepto de venta de entradas. Aun así, las consecuencias de más de 19 años subsidiando al pueblo en materia de Cultura es la inmediata desmotivación cuando hay que pagar por ella. No existe una Demanda por Cultura, pero si una gran oferta de amplia variedad y riqueza. Y el artista ha encontrado el nicho fuera de nuestra tierra.

El año pasado, vitrineando por el Cable me encuentro en el Canal de la Cámara de Diputados al personaje que menos esperaba ver en ese canal, Ricarte Soto. De puro copuchento me quedé pegado escuchando atento sus palabras y grata sorpresa me encuentro al desglosar por qué el Estado tienen que cumplir su misión subsidiaria de una programación cultural. El ejemplo más claro para poder dar justificación a sus argumentos es cuando menciona el tremendo esfuerzo que hizo Canal 13 al producir la serie Héroes y cuya competencia, en aquel momento Morandé con Compañía, arrasó en el people meter.

Estoy de acuerdo. Cuando el Mercado no es capaz de dar una solución decente al problema de la cultura, el Estado tiene primero El Deber y luego El Derecho de actuar. Pero ¿qué se hace con la oferta que no es atendida?

Debo decir, con sentimiento de culpa, que hasta el año pasado sólo publicábamos en Nuestro Bio Bío.cl eventos con carácter de Entrada Liberada, con la falsa explicación de darle prioridad a quienes siguen haciendo las cosas por amor al arte. Hoy somos un prostíbulo cultural, donde el único criterio es mantener, a duras penas, una equidad entorno a la territorialidad.

Mientras tanto me comprendo incapaz de plantear una solución al tema. Notoriamente, este no es un problema que deba solucionar un privado, o muchos de ellos. Pero tampoco se ha generado la discusión en torno a la famélica Demanda Cultural.

Por último, aquellos que no disponemos de fondos del Estado estamos condenados a sufrir la Maldición de la Cultura de la Entrada Liberada.

Luis Fraczinet
Poeta Cesante

1 comments:

Anónimo dijo...

Tengo la teoría, que he ido comprobando cada vez más, que la gente no valora lo que es gratis. Si la consulta al médico es gratis (como pasa con gran parte de la población Fonasa, que no paga), mucha gente pide la hora y le da lo mismo perderla...total, después pide otra y sigue siendo gratis.
En cultura sucede lo mismo, si una exposición es gratuita, se piensa que es mala o no vale la pena verla. Se suma al hecho que lo gratuito siempre tiene poca difusión (por falta de recursos de promoción??).
Creo firmemente que en Chile se debería acabar con los productos gratuitos. Tal vez en otros lados, lo gratuito funciona, pero en Chile no. Una solución en mi área por ejemplo, es que paciente que perdió la hora y no asistió a la consulta, al pedir nuevamente hora, esa consulta sí deba pagarla.
En cultura, debería existir una adhesión siempre. Mínima, pero debe haber. 500 o 1000 pesos no son mucho y al menos permite invertir en publicidad. Si total igual van 15 pelagatos, serán 15 lucas de ingresos para promover que la siguiente vez vayan 30.