domingo, 11 de noviembre de 2012

El Día en que Sebastián Acevedo Se Inmola En La Plaza De Armas De Concepción


El 9 de noviembre de 1983 se registra la detención de Galo y María Candelaria Acevedo Sáez, hijos de Sebastián ACEVEDO BECERRA, por civiles armados que no se identificaron. Su padre desesperado los busca en diferentes recintos y solicita ayuda en numerosas partes, sospechando que se encuentran en poder de la CNI.


El 11 de noviembre de 1983, al no tener noticias de ellos, en señal de protesta y para presionar a las autoridades, rocía parafina y bencina en sus ropas en la Plaza de Concepción, y debido a que un Carabinero intenta detenerlo, se prende fuego, muriendo a las pocas horas a consecuencia de las quemaduras que sufre.

En aquel entonces yo tenía 12 años, había salido del colegio y me disponía a regresar a casa. Camino a tomar la micro, diviso mucha gente en la plaza de armas. La curiosidad me llevó hasta allá. Un hombre se había prendido fuego. Su cuerpo estaba ahí postrado, los restos de bencina aparecían esparcidos al lado afuera de la catedral. No lograba comprender porque ese hombre había tomado tal decisión. Me fui a casa llorando aquel día, hasta que supe sus razones. Aquel hombre agobiado por la posibilidad de que hicieran desaparecer a sus hijos y en una muestra de desesperación, quiso llamar la atención para así revertir el futuro incierto que le deparaba a sus hijos.

Desde aquel día, y tras conocer esta historia, algo cambió en mí. Comencé a preguntar y descubrí que esa realidad que vivía aquel hombre no era un caso aislado y estaba más cerca de lo que yo jamás hubiese imaginado. Comencé a darme cuenta que así como aquel hombre que buscaba a sus hijos, habían mujeres que buscaban a sus maridos, hijos que querían saber el paradero de sus padres, familias que habían debido separarse para salvaguardar sus vidas, personas que habían tenido que emigrar fuera del país con la prohibición de regresar, centros de tortura a dos cuadras de mi casa....y yo me preguntaba, ¿Qué cosa tan terrible habían hecho estas personas para que otros los creyeran tan peligrosos que debían asesinarlos?...mis preguntas tuvieron respuestas indescifrables, que hasta el día de hoy me siguen pareciendo la peor de las aberraciones.

Hoy he querido recordar a aquel hombre, que un día como hoy, y en un gesto de amor decidió dar la vida por sus hijos. No conocí a su familia, pero me sentí parte de ella. Recuerdo que después de esto, incluso se formó un movimiento que llevaba su nombre: Movimiento Sebastián Acevedo Becerra. Muchos vieron a través de su ejemplo el coraje para gritar lo que estaba ocurriendo.

Quiero recordar para no olvidar que como él muchos otros sufrieron las consecuencias de la irracionalidad humana. Quiero recordar que en este mundo hay cabida para todos y que todos tenemos el derecho de pensar distinto y que eso no nos hace merecedores del odio y mucho menos de la muerte.