¿Hasta dónde somos capaces de ver
nuestro entorno, de pensar en nuestra realidad individual o de núcleo familiar?
¿Hasta dónde somos capaces de comprender lo que somos y decir en plenitud…
somos felices?
Nuestro entorno efectivamente nos
condiciona, somos seres que necesariamente interactuamos con otros y que además
reaccionamos a un paisaje físico. Ambos generan y producen una expresión social
muy determinada que solemos llamar “Cultura”. Pero, pese a todo ese mundo social
y físico que nos condiciona somos nosotros, los individuos, quienes tenemos el
poder de decisión en cada momento para actuar según nuestro propio criterio. Es
posible vivir en un entorno social cuyo valor principal es el individualismo
pero podemos decidir ser solidarios y generosos con el colectivo para buscar un
Bien Mayor… eso es posible cuando el individuo es gobernado por principios
éticos y morales más grandes que los que el entorno predispone y ofrece.
Es el individuo el que puede poner
freno a ese condicionamiento y optar libremente por fortalecer sus principios.
Es el individuo el que puede, fuera de todo determinismo, ser parte del cambio
cuando existe VOLUNTAD para ello. Lamentablemente rara vez razonamos sobre esa
capacidad de cambio, pero muy comúnmente, sí somos capaces de cuestionarnos esa
capacidad de cambio, y lo vemos cuando aquello ocurre con individuos que han
logrado dar pasos gigantescos contra el sistema que te presiona y abusa
constantemente y somos incapaces de asumir con la misma valentía ese cambio tan
necesario. Rápidamente los inmortalizamos y enarbolamos como casos o tratamos
como Bichos Raros o dignos de un comentario casual, y da exactamente lo mismo
el extremo en que lo situemos ya que el resultado es el mismo: Seres que en
gloria los convertimos en HÉROES dignos de imitar… pero solo eso… imitar, o
seres que son productos derivados de un experimento social y continuemos con
nuestras vidas.
Somos Individuos acostumbrados a
ser dominados y conducidos, que difícilmente podremos cuestionar nuestras
capacidades de ser algo más que aquellos “dignos de imitar”. Socialmente nos
ponemos límites para avanzar y hay temas que son literalmente callados porque
vienen con la tacha de “IMPOSIBLE DE HACER”.
Históricamente, no hemos avanzado
como sociedad en ningún proceso que nos lleven a cambios que busquen el bien ya
que los paradigmas siguen siendo los mismos… pero individualmente si han habido
cambios que nos han permitido demostrar lo bello que es tener valor para
enfrentar los procesos.
Vemos que otros sí han logrado
algo más que aquello para lo que el sistema te predispone. Personas que a pesar
de vivir en un medio que te presiona y abusa han logrado sonreír. Personas que
al observar que pueden ser parte de un cambio han logrado ser parte de aquel o
han asumido el proceso que aquello involucra.
La pregunta ya no es ¿Dónde
vivimos? Si en una casa verde y acogedora o en un departamento pequeño y
tumultuoso. Nuestro entorno no es determinante en nuestra conducta, es solo una
parte de nuestras condiciones para vivir. Es el individuo el que decide, son los
corazones los que impulsan la Voluntad de Resistir/Cambiar lo que es injusto en
nuestra sociedad.
No gastes tiempo mirando de lejos
a los Bichos Raros… Asume sus procesos y ya para ello se necesita VALOR.
Luis Fraczinet
Filósofo de Cocina
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