Oh! Dios… Fue tanta tu generosidad
Que me echaste a este mundo desarmado.
Un bebé de amores encadenado
A tus más dolorosa fastuosidad
Dios! Desde tu podio me haz observado
Cometer cada uno de mis errores,
Soledad en mis alegrías y temores.
Así, Dios, soy como tú… Condenado,
Vigilante de mis deseos... sin Poder
Carente de rostro en esta sociedad
Ausente de voz... la libertad es mi piedad
Consiente que cada hecho iba a suceder
Condenado al tiempo, vil humanidad,
Cada momento nació en la eternidad.
Fernando
De Sonetos con Poco Arte... y Muchas Menos Partes.
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