miércoles, 14 de enero de 2009

Los secretos no develados del Marimán

Cerca de restos descubiertos el 2002, que formarían parte de fortín perdido, se encuentra misteriosa cueva. Según algunos, ésta integra también el complejo defensivo edificado el siglo XVII por los españoles. Retraso en la investigación mantiene incógnitas abiertas.

Entre los numerosos negretinos interesados por el tema el clamor desde hace seis años, vigente por estos días, es sólo uno: que los expertos determinen de una vez por todas si los restos arqueológicos descubiertos a uno de los costados del cerro Marimán corresponden, efectivamente, al fuerte construido por los conquistadores españoles en el siglo XVII.

Pese al anhelo en pie, un inexplicable retraso en el inicio de la investigación científica ha impedido arribar a los resultados que dilucidarán las dudas que existen al respecto.

Entre los negretinos que esperan una respuesta figura Osvaldo Lipín Llancamán. Él recuerda claramente el día en que la noticia acerca de este importante hallazgo –que por esos azares del destino, ayudó a develar- salió a la luz pública, en septiembre del 2002.

Desde hace algunos días que el reconocido escultor y artesano mapuche trabajaba en las faldas de esta colina tras toparse anteriormente –mientras paseaba por los parajes, recolectando hierbas y piedras-, con algo que parecía ser un ladrillo.

El objeto era de adobe, un material muy poco utilizado en la zona durante las últimas décadas. Eso capturó profundamente su atención. En las jornadas venideras cruzó repetidamente por su cabeza la posibilidad de que lo encontrado correspondiera a fragmentos del histórico fuerte de Negrete, obra que consignan los libros, pero cuyo destino nunca fue del todo aclarado.

La particularidad de la pieza lo hizo volver al lugar, esta vez con pala y picota al hombro. Acariciado por un tibio sol, que ya se tornaba primaveral, comenzó a escarbar cuidadosamente, para no dañar el ladrillo que asomaba ante sus ojos. Bajo sus pies dio con una especie de muralla compuesta por trozos de adobe, de unos tres metros de altura y con un ancho promedio de un metro, montada sobre una base de piedra. En total, sin que se hubiere efectuado una medición acabada, la estructura se prolongaría 30 metros hacia el poniente, y otros 50 al suroriente.

AGOTADORA ESPERA

La reacción que sobrevino tras la ubicación de estos llamativos restos se puede resumir en la palabra expectación, la cual manó desde el ámbito de la historia y desde la comunidad científica provincial y regional. A continuación, los directivos municipales se contactaron con el Consejo de Monumentos Nacionales para que acudieran a la comuna a analizar el hallazgo y, de esta manera, establecer si efectivamente se trata del fuerte de Negrete. Hasta hoy, la espera continúa.

“Esto es parte del patrimonio de Negrete. Las autoridades tienen que hacer algo por esto, por lo que encontramos como parte de un fuerte. Hasta la fecha no han hecho nada; me gustaría que hicieran algo, descubrirlo para que sirviera al turismo”, reclama Lipín quien, pese a su decepción, se declara satisfecho por haber dado con las ruinas: “Me sentí bien como persona, porque a cualquiera no le ocurren estas cosas”.

MISTERIOSA GRUTA

Victoriano Sáez, ex candidato a concejal por Negrete y quien se ha relacionado íntimamente con esta cuestión en los últimos años, confirma que “quedó establecido que vendría un arqueólogo, pero nunca llegó”.

Hace unos meses, el ex aspirante escribió al Consejo de Monumentos Nacionales pidiendo explicaciones por la ausencia del profesional comprometido. “Me respondieron diciendo que iban a venir lo antes posible”.

La insistencia de Sáez, ante la burocrática contestación recibida, ha continuado, incluso con cartas a la Presidencia de la República. “No es que estemos diciendo que éste sea el fuerte de Negrete, sino que puede ser una parte, luego que se date”, precisa quien, además, resalta la existencia de una misteriosa gruta a uno de los extremos del cerro Marimán.

La postura es que esta cueva constituiría uno de los accesos al complejo levantado por los conquistadores españoles en 1615 como parte de la Guerra Defensiva llevada a cabo en esta área para mantener bajo control los constantes embates enemigos. La fortaleza habría sido destruida por una despiadada ofensiva mapuche, cerca del 1660.

“Según la gente, esta cueva fue parte del fuerte de Negrete que estuvo en los faldeos del cerro. Otros dicen que arriba del cerro había otra conexión un poco subterránea, que iba a conectarse con el fuerte en los faldeos”.

Como conclusión y, a la vez, sentida solicitud, Sáez expone lo siguiente: “Es de esperar que las autoridades locales y nacionales, y principalmente el Consejo de Monumentos Nacionales, tome más en serio el tema, y finalmente decida venir acá y validar. Si fuera cierto se podría reconstruir el fuerte, para tener -a mediano o largo plazo- un lugar que visitar por turistas que pudieran llegar a Negrete. Sería un punto atractivo para apreciar la belleza del fuerte y el cerro, además de ser un polo de desarrollo para la comuna”.

Un deseo que, entrabado en un interminable compás de espera, es actualmente sólo eso. Por ahora, el vigilante Marimán (Diez cóndores, en mapudungun) seguirá guardando lo que esconde, aquel tesoro con el cual pretende recuperar la grandeza del valeroso guerrero araucano, surgido en las proximidades del Bío Bío, que le heredó su nombre.

Fuente: Diario La Tribuna 14/01/2009