Ayer, en un muy lindo trabajo cultural que duró todo el día, me tocó ser anfitrión de la tertulia literaria del Tren Cultural que realizamos en la Casa Ciudadana Humanista. Entre otros amantes de las letras, estaba Omar Lara y un viejo que tenía una declamación potente... Pero no era Poeta... Pequé de ignorante al no reconocer que aquel viejo con el que cruzamos argumentos del por qué de la poesía, este viejo menudo, bajo y con resabios de haber disfrutado de una gran melena... Era Luis Le-Bert de Santiago del Nuevo Extremo.
Este weón fue parte de mi formación, fue parte de mi amor por la guitarra, fue parte de la vida que todos adoramos como tesoro... nuestra juventud. Fue parte del grito con el que se abrieron las ventanas de mi corazón, fue parte de un mundo que jamás se dio tiempo para morir, donde mis ojos fueron testigos del honor a Víctor, de la ciudad que me vio nacer, de lo hermoso que es cantar a coro junto a otros la rebelión de los espíritus.
Este viejo, que al llegar a la casa, me contó que fue amigo de la infancia de Laura Rodríguez, que me contó que Chile es un país de negros, moros y mapuches, que conoce de la historia de nuestro territorio, que en sus viajes se llena de conversaciones uniendo nuestro país con otros como yo que viven y vivieron en carne propia lo que algunos solo se atreven a susurrar.
Este viejo cuiliao me enseñó el sentido de la valentía: "Y es valiente quien las dice, más valiente en estas horas"
Este viejo me enseño que el DEBER de cada POETA es llevar la luz a quien quiera ver.
Luis Fraczinet
Poeta... Solo para weviar un rato
Poeta... Solo para weviar un rato
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