Un poeta, que se da licencia para jugar en “Antologías”.
"Se fundió el personaje y su protagonaje
El actor ya no interpreta más
El otro el mismo o el doble en el papel tal cual
En el poema y documental
Sin reflejo por el suelo quebrado el espejo
sangrando el ombligo pus cerebral
Vuelto en bolsa al mosqueRío sin momificar"
Fundir, derretirse o disolverse, el poeta-actor está de esta forma muerto, no existe un actor, no existe un protagonista, el autor desaparece para volcarse en una relación lúdica con la palabra. No ser y desdoblarse se unen en esta relación, marcada por el distanciamiento que observamos entre autor y poema pues existe, innegable, un ejercicio para tomar distancia con la PALABRA.
La poesía de Ricardo Espinaza se sitúa en la práctica de los intentos de descubrir las posibilidades de la palabra, de encontrar sus matices. Dichos intentos remiten, por un lado, al concepto del poder creativo de la palabra en el génesis de la humanidad, y por otro, a la insuficiencia de la palabra de la cual se han lamentado los escritores a través de siglos. La poesía de “Antologías”, transita entre las corrientes poéticas de Sor Juana Inés de la Cruz y poesía moderna y actual, como lo dice Hans Fernández en la contraportada del libro. Podemos agregar que la palabra es la herramienta, que nos conduce, conciente o inconcientemente, al hallazgo del propio poeta.
Tenemos los versos:
He visto/ que me atan con un hilo de sangre/ podrida y podrido la voz a mi ombligo/ un nudo en la garganta/ que no soltó ni antes de amamantar el intestino/ y he visto a un perro y a un hombre/ y nos he visto por ahí/ en las pantallas de un flippero Teatro Dante / o en el cine Volta de Dublín/ sin que tu mano se posara en mi hombro/ sin que el óbolo se posara en mi ojo.
Nosotros vemos: soledad, angustia, carencia. /Teatro Dante …o…en el Volta de Dublín../ en cualquier lugar, en la provincia o en el mundo, el ser humano o el hablante en este caso, está en soledad, solo, único en su especie.
“…./ sin que tu mano se posara en mi hombro / sin que el óbolo se posara en mi ojo”.
Encontramos la carencia, privación, escasez, es decir falta de…., y “nudo en la garganta”, que asociamos a angustia, a dolor.
Paul Ricoer dice: " el hombre es un ser angustiado porque es el único ser que habla y está consciente de la insuficiencia de la palabra". Espinaza parece decirnos: comunicar, es un alivio para la angustia. Según Ricoer: “el no expresarse bien, el no estar acostumbrado a ello, ha inducido no sólo que la palabra pierda su carácter de comunicabilidad sino que a la vez, exista mayor angustia por la carencia que produce la insuficiencia del lenguaje”.
Y es aquí donde encontramos el origen de esta necesidad, la angustia, aflicción. Ciertamente sin este motor le es difícil escribir a un poeta, los versos son proporcionales a la angustia. Y en los procesos creativos serios, acuciosos, ésta se origina con mayor intensidad, con fervoroso rigor.
El discurso del poeta tiene coherencia en la forma, en el tono, el constante juego, disposición de las palabras, en el manejo del lenguaje, que como buen profesor conoce bien. A veces es inaccesible, impenetrable. Sí, hermético. Recuerdo entonces a Octavio Paz cuando dice: "no sabemos en donde empieza el mal, si en las palabras o en las cosas, pero cuando las palabras se corrompen y los significados se vuelven inciertos, el sentido de nuestros actos y de nuestras obras también es inseguro."
Pensamos que es esta angustia la que provoca inseguridad, vivimos tiempos en que se han extraviado las certezas absolutas, hemos descubierto que la existencia está fundada en el devenir, no es estática. Es lo que parece mostrar y demostrar, el trabajo con la PALABRA de Espinaza, en este poemario denominado “Antologías”.
Alguien dijo, no lo recuerdo que “la capacidad lingüística se mide en la capacidad para hacer creer la mentira que cuento”.
¿Cuánto de cierto hay en lo que vemos, percibimos? :
Tenemos dudas, y es que el poeta se encarga de traspasárnoslas al decir:
“no tengo idea, ni una idea/ “ o cuando dice: “¿qué quiere decir escribir?” y continúa :”de dónde sale esotro/ de qué parlante sale esotro……. / que no lo sé”/
Nos paraliza el sentimiento de inseguridad.
Este poemario contiene un dinámico juego de palabras, sonidos y signos. ¿A dónde va el poeta Ricardo Espinaza?
“Sentado en un caballo bonito de moda /caoba. Y anticuado a la hora y en la hora del barniz/un caballo ceniciento y helado/ en el vaivén de tus manos…/
/..Por la necesidad del invento/ y su dominio/ por la instrucción en otra lengua/ y su dominio/ por el consuelo necesario del galope.
Cabalgar, marchar, trotar o correr con la PALABRA siempre trae consuelo. Es el hallazgo del poeta. Y lo comparte.
En medio de la angustia y la inseguridad, el lector habrá de quedar admirando la capacidad lingüística y el genio creador del poeta, que nos dice: “solitariamente ambiguo te cabalgas”, “te alienas a ti mismo/ sin saberlo”, sabrá entonces que es Ricardo Espinaza, deir bauer reiter o el jinete azul de esta “Antologías”, intentando comunicarse artísticamente, desde una estética que combina estilos en versos libres, y lo alcanza desapareciendo del escenario, "clavando las uñas en el espíritu, desgarrándose la piel, descuartizado."
Esperamos que la obra de Ricardo Espinaza, poeta de Concepción, región del BíoBío, se convierta en un desafío para especialistas y en objeto de análisis y relecturas.
Ingrid Odgers Toloza.
Critica Literaria
Escritora, poeta, ensayista y narradora.
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