jueves, 18 de junio de 2009

Lanzamiento de libros y otras yerbas

Deseo aquí expresar algunos pensamientos en relación a los lanzamientos de libros. Es una verdadera odisea lograr un espacio para presentar un libro. Considerando que una nunca sabe la fecha exacta en que las editoriales entregan los libros, es imposible fijar una fecha con la debida antelación, como manifestara el director cultural de una entidad penquista a esta escritora angustiada por falta de local. Primero la mayoría cobra, pagar para un escritor(a) es como saben todos los pares casi imposible, porque la mayoría de los asistentes no compran el libro, (presumiendo que existen interesados en asistir, lo cual no es una preocupación menor), y con suerte uno se vende.

Recuerdo el tiempo en que fui miembro del Consultivo Nacional de la Cultura y las Artes, es decir, dos años atrás precisamente en la IV Convención de Cultura efectuada en Valparaíso, se trató el tema de los espacios culturales. Aún no se ha resuelto esta problemática que afecta a todos los artistas por igual.

En resumen nos enfrentamos a dos problemas que han sido detectados y tratados en reuniones, extensas, agotadoras y tediosas: la falta de espacios culturales y la falta de audiencia.

La pregunta es ¿Cuándo se solucionarán? A esta velocidad de caracol, reflejo de ineficiencia e ineficacia, creo que nunca. Enredados en papeles burocráticos y cientos de reuniones, encontramos a los ejecutivos de la cultura. Licenciados en artes, sociólogos, antropólogos, profesores de historia se observan en el Consejo de la Cultura, sumidos en investigaciones, charlas y sesiones diversas. Pero, ¿dónde están los resultados concretos?

Es una verdadera vergüenza que el problema de los espacios culturales se mantenga, considerando la multitud de estudios realizados y la cantidad de profesionales que trabajan día a día en la entidad, que aclaro nuevamente no es un Ministerio de Cultura sino un Consejo de la Cultura y las Artes en que los involucrados ciudadanía y artistas tiene derecho a opinión, aunque en una de las sesiones me sorprendiera escuchar que el Consejo se había creado para la ciudadanía y no para los artistas. ¿¿??

El problema de la falta de audiencia ya es otra historia bastante más compleja, pues se centra en la falta de educación de la población, especialmente de niños y niñas. Esta escritora insistió en la necesidad de abrir los colegios a los artistas para la realización de talleres que permitan la interacción entre alumno(a)s y artistas para el estímulo en la apreciación del arte e incentivar el gusto por él, acercándolos al verdadero creador, no al académico que nunca ha escrito una obra literaria o que nunca ha realizado una obra de teatro o no tiene la experiencia de crear una obra de danza, incentivo imprescindible que se concreta sólo, en la actualidad, con personas que tienen título académico. ¿¿??

Este genio creador del Consejo de la Cultura (que no quiero nombrar) nunca pensó, ni se acordó de los verdaderos artistas. Dejó un Manifiesto por llamarlo de alguna manera a toda la reglamentación de cultura que diseñó que caramba que nos pena a todos.Cualquier modificación a ella sólo es posible si lo resuelve el senado... ¿Y cuándo se han preocupado por la cultura?

Señor donde quiera que esté, encumbrado en su pomposo cargo de viejo académico y sabio: el arte no puede estar a cargo del profesor porque tendrá pedagogía pero ignora los procesos creativos, la praxis. Insistí en la capacitación de los artistas para impartir estos talleres, pero no, sigue siendo el título más importante que la creatividad y el talento de muchos que careciendo de pergaminos han desarrollado su arte con esfuerzo, tesón y mucho sacrificio.

En fin, tanto estudio, tantas lateras sesiones para ver que ninguno de los problemas que fueron (entre otros), mi personal preocupación se ha resuelto. Y lo he vivido en carne propia. A mi no me vienen con cuentos. Los problemas subsisten y de nada vale la parafernalia, ésta nunca cubrirá la carencia absoluta en que nos encontramos todos los artistas chilenos. Y no sólo carencia existe una falta de respeto y un atropello a la dignidad de los artistas inconcebible.

Y esta es una pequeña parte de la historia.

Salud.
Ingrid Odgers
Poeta