martes, 26 de abril de 2011

Japón: La Radicación En Los Alimentos

Situación al 12 de abril de 2011, por Vicente Pinto.

La contaminación provocada por la planta nuclear de Fukushima ha afectado a productores agropecuarios localizados en las prefecturas próximas a la planta nuclear y, especialmente, al sur de la misma, producto de la dinámica de los vientos
en esta zona del país, que ha esparcido material radiactivo en esa dirección.

En lo que se refiere a las mediciones atmosféricas, los niveles de radiación tienden a disminuir, acercándose lentamente a los niveles normales, con la excepción de
algunos lugares en la prefectura de Fukushima, que aún tienen niveles comparativamente altos.

Desde que se produjo el accidente nuclear, las autoridades han realizado una serie
de mediciones a productos de consumo humano en diversas granjas de las zonas
afectadas por la contaminación y, en particular, en las prefecturas ubicadas al sur de la planta nuclear e inmediatamente al norte de Tokio, que abastecen en buena parte
de alimentos frescos a la capital: Fukushima, Ibaraki, Tochigi, Gunma Chiba (ver
mapa).



El total de muestras de alimentos medidas alcanza a unas mil doscientas en un período de tres semanas. En todas ellas se han registrado niveles de radiación por encima de la norma, aunque no necesariamente de carácter permanente, lo que ha llevado a las autoridades a adoptar dos tipos de medidas de protección a los consumidores: i) restricción de distribución de productos y, en casos más extremos, ii) restricción de consumo. Esta última, a la fecha, sólo se ha llevado a cabo en la prefectura de Fukushima.

Las restricciones de distribución, en la práctica, son notificaciones por parte de las autoridades a los distribuidores de alimentos (por ejemplo, supermercados) en el sentido de abstenerse de vender ciertos productos provenientes de las prefecturas más afectadas y que arrojaron mediciones de radiactividad por sobre la norma (Food Sanitation Act; Art. 6, Item 2, que establece niveles máximos de concentración para el I137 en 2.000 Bq/kg2 en todos los alimentos “sólidos” y de 300 Bq/kg3 para el caso del agua y la leche).

Este tipo de control tiene la gran limitación de que las medidas adoptadas sólo están basadas en mediciones tomadas en granjas y no en los centros de venta de estos productos (mercados, supermercados, etc.), desconociéndose en consecuencia el nivel real de radiación de los productos que llegan al consumidor.

En el caso de los productos del mar, la situación se ha visto agravada por la filtración de agua contaminada y por la liberación intencional de la misma desde otros reactores del complejo para deshacerse del exceso de agua acumulada (evacuación que recién concluyó el 11 de abril). Se han efectuado mediciones en algunos puertos o lugares de desembarque, pero no en supermercados. Las primeras informaciones específicas sobre sus resultados empezaron a ser conocidas durante la semana pasada.

La prensa rescata diariamente el pesar de las comunidades de pescadores por este doble desastre para ellos: los severos daños a las flotas pesqueras ribereñas así como a la infraestructura portuaria, y los niveles de radiación detectados en las aguas, fuera de la zona de exclusión. Si bien éstos no afectan la salud humana, se convierten en un motivo para restringir la pesca, dado que la población ha reducido el consumo y los precios han caído más de 40% en algunos productos de consumo tradicional. Igualmente, la única restricción afecta a las capturas dentro de los 30 km de la zona de exclusión alrededor de la planta nuclear. Más allá de esta zona no hay, a la fecha, restricción alguna de pesca.

Por otra parte, nuevos aumentos en la contaminación del agua potable, problema ya
estabilizado según se aprecia en gráfico (límite 100 Bq/kg para lactantes y 200 para
el resto), difícilmente podrían limitar el consumo durante las próximas semanas, a no
ser que se agrave la situación general en la planta nuclear, lo que no está dentro de
la mayor probabilidad de ocurrencia.



Más recientemente, producto de las filtraciones de agua radiactiva vertidas en
el mar, las mediciones efectuadas en las aguas circundantes a la planta mostraron niveles crecientes de contaminación, que provocaron fuertes críticas de las empresas pesqueras.

Los gráficos y cuadros correspondientes recogen la información indicada
anteriormente.






En síntesis, la información oficial proporcionada a este respecto hace imposible una evaluación precisa de los eventuales efectos en el consumo de alimentos y menos en los efectos sobre la salud de la población. Dicha dinámica sólo se entiende en cuanto pudiera evitar, en el contexto de nerviosismo que aún reina en Japón, generar sobrerreacciones como las vividas en las semanas anteriores con el agua potable.

Las consecuencias para el comercio de los alimentos japoneses de exportación no se hicieron esperar. La India impuso la suspensión total de las importaciones de todo tipo de alimentos frescos desde cualquiera de las 47 prefecturas de Japón; los Emiratos Árabes Unidos establecieron igual medida para todos los alimentos frescos; Corea del Sur, China, Singapur, Taiwán, Filipinas, Brunei, Hong Kong, Macao, EE.UU. y Rusia hicieron lo mismo, pero restringido a algunos productos (algunas frutas y hortalizas, lácteos, productos del mar) provenientes de las prefecturas más comprometidas.

Muchos países limitaron el acceso de alimentos provenientes de Japón, exigiendo unilateralmente certificación de origen y/o certificación de radiación, además de una inspección estricta, obligatoria o aleatoria a cada lote embarcado desde dicho país. Tales son los casos de Vietnam, Malasia, la Unión Europea, Suiza, Omán, Qatar, Brasil, Canadá, Nueva Zelanda, EE.UU., Egipto, Irán, Birmania, Singapur, Filipinas, Tailandia, Brunei, Hong Kong, Indonesia, China y Taiwán. Finalmente, países como los Emiratos Árabes Unidos y Corea del Sur definieron este protocolo para aquellos alimentos no incluidos en los grupos anteriormente prohibidos o suspendidos (por ejemplo, los productos procesados).(Detalle por países en: http://www.maff.go.jp/j/export/e_info/pdf/kensa0419.pdf en japonés).


Vicente Pinto
Consejero de la Oficina Agrícola, Embajada de Chile en Tokio.
Oficina Agrícola, Embajada de Chile en Tokio
http://www.chile.or.jp


Fuente: ODEPA