domingo, 31 de julio de 2011
Topinambur, Crunch Crunch
El Gastronauta, Julio 2011. En nuestro afán por que consumas productos variados y te animes a descubrir nuevos sabores, te presentamos al -no muy famoso aún por estas latitudes- topinambur. Tan difícil de conseguir en el mercado, como fácil de cultivar, este fiel tubérculo además adornará tu balcón o jardín, mientras bajo tierra crece el sabroso y crocante topinambur.
Originario de América, se sabe que era cultivado por los nativos desde mucho antes de la conquista. El Helianthus tuberosus, es también llamado topinambo, pataca, papa alcachofa, alcachofa de Jerusalén, patata de Judea, girasolillo, o patata macuca entre otros tantos, dependiendo de qué lugar del globo estés. Vale aclarar que no es ni una papa, ni una alcachofa. Su aspecto es muy parecido al del jengibre.
La planta es de la familia de los girasoles, y sus flores de pétalos amarillos alargados es, aunque más pequeña, similar a la de éstos. Pueden llegar a medir hasta 4 metros, en suelos sueltos y de buen drenaje, y sus hojas verdes algo rugosas gustan del generoso sol. En las raíces crece lo más interesante, el topinambur que se disfruta en el plato. Para hacer más interesante su cultivo, cada año rebrota sin necesidad de resembrarlo. Su follaje vive hasta avanzado el verano.
El topinambur puede comerse crudo, tal como sale de la tierra luego de enjuagarlo para limpiarlo un poco, dale un mordisco y dejate conquistar por una nueva sensación. Crocantísimo, con un sabor algo terroso pero súper agradable, mezcla con papa, alcaucil y girasol. Puede agregarse rallado a ensaladas para darle un toque diferente. Cocido también es muy interesante, y entran en juego otros sabores como el del espárrago. La textura también cambia obteniendo algo parecido a la de la papa, pero no almidonada. Se pueden cocer al horno, al vapor, encurtidos y hervidos también. Se puede preparar desde una sopa, ñoquis, budín, y salteados, hasta licuados y jugos con otras frutas o verduras. La piel puede comerse, eso va en gusto y dependiendo también de qué vas a preparar. Es más fácil pelarlos cocidos, para tener en cuenta si tu receta lleva fuego. Con él se fabrica harina, inulina, fructuosa, edulcorantes y mostos concentrados. Además de ser energizante, sus niveles de inulina lo hacen apto para personas diabéticas, y al no contener gluten es un aliado para los celíacos. Su contenido calórico es muy bajo, ayuda a la digestión, contrala el azúcar en sangre, reduce el colesterol y ayuda a la desinfección del organismo.
Los principios constituyentes son en un 15% de glúcidos, casi exclusivamente de polisacáridos, inulina, proteína, vitamina A y B, y hierro.
Así que a cultivar, cocinar y adornar los espacios verdes con sus flores amarillas!
Fuente: El Gastronauta.com, Uruguay.
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