Convengamos un punto básico: las gobernaciones provinciales son cargos
fundamentalmente de representación y coordinación con una muy escasa - o
nula - capacidad de gestión.
Dentro de la estructura del Estado, existe el gobierno nacional, el gobierno regional y el gobierno comunal, cada una con una figura mandante y un cuerpo colegiado, todos elegidos por el voto popular. En ese marco, no calza la figura de la Gobernación como tal, es un apéndice extraño y singular, sin atribuciones ni recursos, amén de que el cargo es designado por el Presidente de turno, es decir, fuera de la esfera democrática.
Sin recursos, elemento fundamental para tener una cuota de poder, un gobernador solo cumple funciones de coordinación de los servicios públicos frente a coyunturas supraprovinciales como, por ejemplo, emergencias por inundaciones o eventos así.
Sin embargo, es - curiosamente - un cargo muy apetecido. Es que, sin duda, representar al Presidente de la República es un alto honor que pocas personas pueden conseguir.
Pero la mayor importancia está en que el cargo ES trampolín para desafíos mayores. La exposición pública suele ser alta y dependiendo de si se hace una buen gestión, los gobernadores habitualmente aspiran después a cargos de representación popular. Ese cargo es una suerte de laboratorio en vivo donde se ensaya un futuro postulante, en que la capacidad personal de cada uno puede causar más o menos luces, más allá de las limitadas funciones.
La provincia de Bio Bío es el mejor ejemplo. Desde 1990 a la fecha, todos los gobernadores han postulado a alcaldes, diputados o concejales. Julio Stark, Juan Carlos Coronata, Esteban Krause, Myriam Quezada y Carolina Ríos se han postulado a algún cargo. ¿La excepción? Sí, siempre hay excepciones: Renato Paredes.
De ahí su importancia. De ahí el interés que despierta la persona que será nominada. De ahí la presión de los partidos oficialistas de turno para incluir a uno de sus cercanos. De ahí que llevemos una semana en la controversia por el nombre del gobernador de Biobío, aunque su cargo sea meramente decorativo.
Juvenal Rivera
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