Es normal, todos los años pasa. Cuando salen los Fondart, unos pocos saltan en un pie y muchos más reclaman airadamente. En algunos casos, acusando el mal criterio de selección del CNCA y en demasiados otros dirigiendo los dardos contra los artistas y gestores que se adjudicaron los fondos, cuando en realidad el gran reclamo debería ser la disminución ostensible del monto final de ese fondo, lo que más impacta por el aumento de los postulantes.
En suma, son más las palomas y menos las migas.
Muchos, muchísimos por Twitter y otras vías, alegan tener excelentes evaluaciones y altos puntajes, y sin embargo una estampa de rechazo que no se comprende. Así, la idea que ronda es que esta vez son muy pocos quienes ganaron, sin quedar claro los criterios de diferencia entre un proyecto bien evaluado y aprobado y otro igualmente bien evaluado, pero rechazado.
Para comprobar impresiones, nada mejor que los números, así que de mandil y manguillas, transformé el escueto PDF que entregó el CNCA en un excel (ojo, cuando no hay planillas disponibles ni números en las cuentas públicas, es porque hay cosas escondidas) que permite ofrecer algunos datos, espero sin errores:
El monto adjudicado del Fondart 2012 es de $ 6.863.845.474 pesos, lo que representa una disminución del 8,7% en relación al Fondart 2011, y lo que es más grave, un 19,2% menos en relación a la Ley de Presupuesto 2012, que para el Fondart asignó $ 8.498.969.000 pesos.
¿Por qué esa sub ejecución presupuestaria, en instancias en que abundan proyectos en lista de espera (quién sabe por qué se publicó esas listas de esa manera) y otros rechazados pero excelentemente evaluados? ¿Hablarán algún día los jurados sobre las razones por las que proyectos calificados por ellos como excelentes finalmente no fueron apoyados?
Con razón los artistas y los gestores que se desvivieron postulando y fueron rechazados se sienten defraudados por el Fondart. Después de todo, este fondo, totalmente insuficiente como para financiar una actividad cultural y artística pujante que saque a Chile de ser solo un bonito paisaje, es la base para la labor creativa de los equipos que están detrás de las cerca de 10.000 postulaciones (dato destacado por el CNCA) recibidas para este 2012 (fueron aprobadas sólo 613). Dije “sólo la base”, porque para quienes no conocen bien el fondo, éste nunca a alcanzado para que los artistas vivan de él ni siquiera financien 100% de las obras. En general durante el tiempo de ejecución, que rara vez superan el año, se pagan sueldos en promedio de $ 200.000 pesos, por lo que su sustento proviene de otros trabajos aledaños, como ser profesores, en general “taxi”, o sacando provecho de los capitales sociales y culturales que posean, lo que, entre otras cosas, pone freno a la labor creativa de los segmentos más desposeídos. Así ganarse el Fondart no es, como muchos creen, un premio gordo, sino una condición casi mínima para crear.
Ahora es el público el más resentido por esta disminución. Quiero poner de ejemplo dos obras que conozco de cerca (disclaimer), y que -habiendo obtenido altos puntajes, fueron rechazadas.
“Todo es cancha” de la compañía “La Peste” de Valparaíso, es una obra de gran formato, adaptada para presentarse en cualquier multicancha, para hablar justamente del fútbol y los significados culturales y políticos que rondan ese deporte, a través de una narración que transcurre en las vísperas de una final de campeonato de barrio. Hasta ahora, a pulso y sin otro apoyo, “Todo es cancha” ha sido vista y aplaudida por 2.500 personas en el puerto y buena parte de la crítica, y no será vista por otros 4.800 espectadores de los cerros de la ciudad, pues La Peste, una de las pocas compañías estables de la “capital cultural” con 10 años de trayectoria, no se ganó el Fondart. Su evaluación: Excelente. Dicho sea de paso, ningún proyecto de teatro porteño ganó el Fondart Nacional.
En la danza, “Creo Falso” es una obra que logró en gran medida acercar el lenguaje de esa disciplina artística a la gente común y corriente. Basada en el juego y la nostalgia, su apuesta fue una gira por Iquique, Alto Hospicio, Copiapó, Vallenar y Caldera, para darle actividad a los recientemente creados centros culturales de esas comunas. Proyectando que la gira impactaría a al rededor de 2.400 espectadores (las funciones eran gratuitas) que muy rara vez podían ver danza contemporánea, además de un número cercano a 100 personas que habrían podido ser parte de los talleres que los creadores harían en Iquique y Copiapó. Su evaluación: Excelente. Dicho sea de paso, la danza no obtuvo ningún fondo en la línea de “Mercado de las Artes”.
Así, multipliqué casos como estos por ¿cuánto? ¿Serán 3.000 proyectos bien evaluados y rechazados o en listas de espera? Al menos, si se hubiese ocupado todo el presupuesto, y tomando en cuenta el promedio de US $ 11,2 millones de pesos por proyecto para este Fondart 2012, 146 otros proyectos podrían haber sido financiados.
Más allá de los airados reclamos por no haberse ganado el Fondart o por acusar a otros artistas y gestores de tráfico de influencias, lo que falta en el mundo de la cultura y las artes, es percatarse de lo terriblemente marginal que es este quehacer -que nunca será industrias culturales- para las políticas públicas. Algo aguzado en este gobierno, dada la baja en la ejecución presupuestaria.
Al final de este, si usted quiere, reclamo, un dato más de la magnitud de la postergación de esta actividad, llamada por el Presidente Piñera como el “alma de Chile”: La ejecución de este Fondart 2012 equivale a poco menos de 24 horas de utilidades de la Minera La Escondida: Saque la cuenta, en 2011 esta compañía -activo ejemplo de lo que puede la Ley Valdés para las donaciones culturales- ganó $ 2,2 billones de pesos (no de los billones gringos), lo que da $ 6,1mil millones pesos diarios. El Fondart de este año fue de un poco más que eso: $ 6,9 mil millones (casi tres horas más de producción). En buenas cuentas, unas cuantas migas.
Por Andrés Almeida
Periodista e Historiador
Fuente: El Dínamo.cl
Comente en la nota original
0 comments:
Publicar un comentario