lunes, 28 de enero de 2013

La Actitud De Los Parlamentarios No Es Traición, Obedece Al ADN Del Parlamento Y Sus Partidos

¿Cómo responde el sistema político a la demanda social organizada, particularmente a las poblaciones Villa Futuro y Aurora de Chile? Ante ustedes, la evidente contradicción entre los anhelos de la clase trabajadora y los intereses de los representantes políticos de la burguesía.



Tendremos que desechar toda confianza en la institucionalidad política, no sólo hacia el Gobierno, sino que también hacia el Parlamento. El Parlamento se va desvistiendo de su credibilidad con la rapidez que una prostituta va a la ejecución de su sabida y rutinaria labor. No hay amor en los negocios como no hay democracia en el hemiciclo político. El pueblo está tan lejos del Congreso Nacional como lo está el pudor de nuestras castas empresariales.

A Chile le gobiernan cinco familias, cinco grupos dueños de las finanzas, amos de la explotación del mar, de la tierra y del subsuelo minero. ¿Alguien tiene dudas al respecto? Ya no. Lo cruel, o lo único brutalmente verdadero, es que millones de inocentes trabajadores y pobres de Chile en las poblaciones, escuelas y campos, han esperado con resignación que el dedo del Senado les salve de un mal edicto real. Pero ya no hay qué esperar, porque, si bien no se acaba el mundo con la velocidad de un día del calendario maya, sí se acaba la esperanza ingenua sobre las buenas intenciones que podrían subsistir –bien disimuladas- en los salones parlamentarios.

El 18 de diciembre de 2012 se llevó a cabo una sesión especial de la Comisión de Vivienda del Senado para “escuchar” a dos de las problemáticas más conflictivas que el poder político enfrenta en materia de vivienda y población en el Gran Concepción: Aurora de Chile y Villa Futuro. Dos poblaciones agobiadas por la violenta arremetida de un cartel político empresarial de lo más execrable, el clan van Rysselberghe. Y las organizaciones vecinales que concurrieron con poca esperanza a exponer su realidad a la comisión del Senado ese 18 de diciembre, fueron tocadas por un nuevo halo de esperanza al presenciar el espectáculo parlamentario de emotiva empatía e, incluso, de verdadera sorpresa y molestia ante los dolores de miles de familias despojadas de sus bienes.

Recordemos que el terremoto fue la justificación para violentar el derecho a la tierra de más de 5 mil familias obreras en el Bio Bio, al menos sumando las familias residentes en Camilo Olavarría en Coronel, los cerros de Centinela en Talcahuano, la población de Aurora de Chile y de Villa Futuro en la ribera norte del río Bio Bio. Estas dos últimas han conservado una posición constante de resistencia, plagada de obstáculos, de amenazas y de fraudes, todas acometidas por el poder político en la región, por los organismos técnicos gubernamentales, principalmente el SERVIU, y también por municipios y parlamentarios. Miserables que, a sabiendas o por cómoda omisión, han montado una política común de engaños y terror social dirigida al desalojo de las poblaciones para una nueva ocupación, la de las grandes empresas inmobiliarias que avalúan los antiguos sectores periféricos como zonas de suculentas proyecciones comerciales surgidas del desarrollo urbano actual.

Diezmadas continuamente, las organizaciones de pobladores han resistido sin apoyo real de los partidos establecidos ni de los “representantes populares”. Los pobladores defienden su derecho a la tierra y a todo el acervo social y cultural construido en torno a sus comunidades por décadas y, a veces, por un siglo. Pero la sociedad que adora la sagrada propiedad privada, atenta sistemáticamente contra el derecho a la propiedad de millones. Es justa su causa, pero ni siquiera los llamados políticos de la “oposición” tienen una palabra decidida en su favor.

Por eso, poco se podía esperar de la labor supuestamente justiciera de la Comisión de Vivienda del Senado. De hecho, antes de asistir a Valparaíso, la junta vecinal de Villa Futuro hizo afirmaciones bien documentadas contra el gobierno, acusándolo de fraude, al obligar a miles de pobladores a abandonar sus propiedades con acciones ejecutadas por medio de graves faltas e irregularidades político administrativas. Bastó esto para que se incomodaran los señores del Senado, cuyo presidente de comisión cerró la puerta del diálogo mediador. Pero la reunión ya era un hecho y, una y otra vez, los pobladores obligaron a la Comisión para ser recibidos. Sin embargo, ya no eran un elemento grato. Los salvajes de una comuna perdida ya no conmovían como antes, ahora repelían.

El impulsor de esta mediación, presidente de la comisión y senador por la región del Bio Bio, el demócrata cristiano Hosain Sabag, prometió grandes anuncios y “buenas noticias”. Plañeron las voces de confianza y concordaron una última sesión con los afectados. El gesto duró menos de un día. La “buena intención” experimentaría una voltereta de carnero, mientras SERVIU chillaba públicamente que los pobladores mentían y que estaban siendo “politizados” con oscuros propósitos por la red de apoyo social Red Construyamos. Los periódicos, en general, presentaron los hechos como un gran acuerdo entre parlamentarios y pobladores, obviando la existencia de denuncias de fondo. A la par, el SERVIU en Concepción “bajaba” a la población para reunirse con los líderes adherentes de van Rysselberghe, una pléyade de pequeñas sanguijuelas más amigas de traficantes y cogoteros que de sus organizaciones comunitarias. De hecho, en Villa Futuro el gobierno aloja al lumpen en los edificios “inhabitables” para correr a los propietarios resistentes. ¿Qué más podemos decir que no sepa la opinión pública de esos delincuentencillos que han operado en las poblaciones como agentes políticos y como mafias alimentadas con las migajas de los carteles político-empresariales? Pobres entre los pobres, fáciles presas de negociados miserables con la clase en el poder. Con amplia cobertura mediática, de vez en vez, el desigual grupo de amigos anuncia grandes proyectos habitacionales que vendrían a dar solución –ahora sí- a los padecimientos de miles de familias. La trampa parlamentaria estaba tendida hacía rato y la única explicación de sus propósitos ha sido bloquear la indignación social y distraer la información hacia el campo de la concordia, creando la consabida apariencia de constantes avances en los procesos de reconstrucción pos terremoto.

En la segunda sesión del 8 de enero –la de los grandes anuncios-, la lucecilla de esperanza se convirtió en sombría fatalidad. Los esfuerzos y esperanzas de los pobladores se agotaron como el suspiro de un moribundo al comprobar que la voz definitiva del gobierno ante la Comisión no era otra que la del rabioso despojador, el cuestionado jefe del SERVIU, Sergio Jara, quien portaba como una burla las mismas explicaciones y propuestas con que han sido sostenidos los fraudes. Con el mismo aire despótico que le ha caracterizado durante su administración, en un gesto de máxima bondad, ofreció ¡una vez más! una simple y vulgar reunión en Concepción, donde podría escuchar –fuera de esta incómoda plataforma parlamentaria- a sus víctimas. Los senadores no quisieron ser menos y, aunque fueron completamente distantes de cualquier decisión y juicio, ofrecieron al instante llegar hasta la misma población, para ver con sus inmaculados ojos la realidad. Todos solícitos a reunirse en la misma semana… en un día más. Casi con igual premura, la reunión con el gobierno fue suspendida por el mismo Jara y la visita de los honorables –ah, los “honorables”- fue suspendida un día antes de llevarse a cabo y, hasta el día de hoy, ninguna se ha efectuado. Todos los actores, desde el acusado hasta el juez, bailando al mismo compás en la fiesta de agotar las resistencias de los estafados. Los pobladores de Villa Futuro y Aurora de Chile regresan a sus hogares con lo mismo que llevaban puesto antes de este paseo por la brillante cueva de Alí Baba.

Así están las cosas, mas la causa está viva. Una causa que no tiene ninguna relación con el problema de la pobre gente damnificada que necesita del Estado protector, de un Estado siempre carente de recursos y tan prudente para ir en protección de los barrios, pero tan presto y abundante en la entrega al mínimo costo de la soberanía y de la dignidad nacional a un puñado de pájaros de cuentas. Las migajas cuestan menos que hacer justicia, y defender la propiedad de las poblaciones pobres y trabajadoras es contradictorio cuando gobierna la corrupción de los negociados privados, aunque esto signifique expulsar familias con engaños o lisas y llanas ilegalidades, sólo para potenciar los negocios de sus parientes empresarios.

Pero sabemos que Aurora de Chile es más que sus circunstanciales vacilaciones, puesto que, por sobre ello, hay cien años de construcción a fuerza de pala y anhelo de progreso. Sabemos que Villa Futuro, aunque reducida a un puñado de familias, se levanta digna y se multiplica en su lucha justa. Tienen conciencia de que la suerte de sus bienes y el futuro de sus hijos están en manos de su porfía. Excelentísimos traidores, excelentísimos traficantes de cuello y corbata, sepan ustedes que Villa Futuro y Aurora de Chile son fortificaciones y que, aunque asediadas mil días, son irreductibles.

Eduardo Ampuero Cárdenas
Concepción, 27 de enero de 2013