Fue una imagen tan insólita como inesperada: a comienzos de febrero,
las colas en el Aeropuerto Internacional de Santiago superaban los 150
metros de largo y las tres horas de espera.
"¿Acaso a todos los
chilenos se les ocurrió viajar hoy?", se preguntaba Javier Parada, un
estudiante universitario que intentaba volar desde esta ciudad a Buenos
Aires, lo que sólo lograría a duras penas y con el avión de LAN repleto.
Según
la Junta Aeronáutica Civil, 2012 registró la variación más brusca del
último lustro en viajes nacionales e internacionales, con más de 15
millones de vuelos (pasajes), un aumento de casi el 20% en viajes en
avión. Es decir, casi un viaje por cada chileno.
La historia
terminó con el gobierno adelantando la licitación de su terminal aérea y
anunciando que ésta hará crecer su capacidad anual de nueve a treinta
millones de pasajeros.
La sensación térmica es que todos parecen
gastar como si se hubiese anunciado el fin del mundo. Supermercados,
shoppings y restaurantes se atiborran como nunca, el "dinero plástico"
bulle y nadie se quiere quedar fuera de la fiesta del consumo.
¿Y a
qué responde este nuevo boom de gasto? En el oficialismo, siempre tan
celoso de que no se les reconozca mérito alguno, tienen una sola
respuesta: a las bondades de las políticas económicas, laborales y
sociales vigentes, representadas en una tibia leyenda que los ministros
intentan imponer en las redes sociales y en cada entrevista que dan: "No
es casualidad".
"Todo se sustenta en el buen desempeño de la
economía, que ha permitido que las necesidades de movilidad de los
pasajeros de turismo y de negocios sean absorbidas por el transporte
aéreo", dice el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Pedro
Pablo Errázuriz.
A ciencia cierta, las ofertas también son
apabullantes. La fortaleza del peso chileno frente al dólar permite a
muchos tener acceso a paquetes de viaje que antes eran prohibitivos.
Elija:
Cancún, la Riviera Maya o Aruba, con todo incluido, por precios que van
entre los 700 y los 1200 dólares por persona. Doce noches de cruceros
por el Caribe, el mar Báltico o el Mediterráneo por menos de 2000
dólares. O quizás ocho días de circuito por las principales ciudades de
Europa por 980 dólares. Todo ello pagado en cuotas e incluso con
tarjetas de retail .
Las bondades de la minería
Pero quizá
donde mejor pueda percibirse esta estampa de "nuevo rico" sea en la
región de Antofagasta, en el norte chileno, la zona con la mayor
expansión económica de los últimos años gracias a las bondades de la
minería.
En lo que ya se ha convertido en un fenómeno sociológico
digno de estudio, todos los veranos las miradas del país se posan en el
proceso de negociaciones colectivas de los sindicatos de mineros.
El
proceso, que cualquiera juzgaría de una abulia inenarrable, es seguido
por los canales de televisión como si se tratase de un reality show ,
sólo para ver cuál será el nuevo récord de bonos y en qué gastarán su
dinero los trabajadores.
Este año, sin ir más lejos, Escondida, la
mina de cobre más grande del mundo, que pertenece a la
anglo-australiana BHP Billiton, entregó casi 50.000 dólares a cada uno
de sus empleados, además de subirles el sueldo e incrementarles los
bonos de gestión y productividad.
Entonces, y en una perfecta
secuencia de realismo mágico, se anunciaron en Antofagasta los bonos de
descuento y ofertas de viviendas, coches y artículos tecnológicos. A
continuación -y estamos hablando sólo de 24 horas después- se agotaron
los departamentos, las camionetas 4x4 y los televisores Full HD.
El
consumo se multiplica por sí mismo, mientras todo el resto del país ve
cómo el "sueño americano" está más cerca de lo que creía.
Hasta
sus más acérrimos detractores reconocen al actual presidente, Sebastián
Piñera, que su gobierno dejará un legado de crecimiento económico,
sustentado en la reconstrucción de viviendas e infraestructura pública
devastada tras el sismo de febrero de 2010 y la creación de casi un
millón de empleos.
"El shopping de la desigualdad"
Hoy, Chile
cuenta con bajos índices de desocupación históricos, apenas del 6%, y un
fuerte repunte del PBI per cápita, que lo ha convertido en el nuevo
líder regional. De acuerdo con todos los pronósticos, este índice
superará la barrera de los 20.000 dólares por persona este año.
¿Será
éste el Chile real? Por supuesto que no. Según la Cepal, la desigualdad
en Chile se mantiene en niveles indignantes, con un 11% de pobreza y
una indigencia superior al 3%, muy lejos de sus nuevos y elegantes
socios de la OCDE.
"Chile es un negocio, un gran shopping de la
desigualdad", repite una y otra vez el sacerdote y ex vicario de la
pastoral social, Alfonso Baeza.
Sus palabras, y esto es más que
una simple metáfora, son silenciadas, también una y otra vez, por el
ruido de las cajas registradoras, el despegue de un avión y el rugido
del motor de una camioneta todoterreno.
Escrito por Carlos Vergara
Fuente: La Nación.com
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