domingo, 16 de junio de 2013

Narcisa Lezano Barriga: Fructíferos 30 Años De Publicación Literaria

Al cumplir tres décadas de publicación de mi quehacer literario en diferentes medios de comunicación siendo la misma emoción de aquel 20 de junio de 1983 cuando publique por vez primera en el recordado diario Renacer de Angol al ver ahora mis escritos publicados en páginas literarias en Internet.

La experiencia sì de los años me ha llevado en este último tiempo a publicar con más relajo, no es porque ya no tenga nada más que escribir, es porque ya he recorrido casi todos los senderos de la literatura. Gracias a las mismas publicaciones mi quehacer literario ha sido también comentado, premiado y por lo mismo he sido invitada a diversas actividades literarias.

Nunca me cansaré de agradecer a todos los medios de comunicación por haber creído en mi quehacer literario y publicarlo sin ningún costo para mì. Recibiendo a la vez el apoyo fraternal de muchos lectores y de auditores que me han hecho saber su satisfacción al conocer mis escritos.

Por todo ello, fraternalmente les dejo a todos ustedes algunos de mis poemas.

Narcisa Lezano Barriga

YA NO HABRÁ.


Ya no habrá más mar en calma
Ni estrellas más hermosas.
Solitario verás al eterno cielo,
Igual como a tus queridas rosas.

Ya no habrá un adherente viento
Que lleve a la distancia lo querido.
No habiendo nadie que lo espere,
Pues el tiempo ha traído el olvido.

Ya no habrá nada más que decir,
La luna ha dejado paso al sol.
Tus palabras dejaron paso al silencio;
Sellándolas, tras la puerta de tu razón.


EL MISMO CAMINO.
Narcisa Lezano Barriga.

La tierra se te fue haciendo pequeña,
El viento y el sol se te hicieron ausente.
Más tus años se han llevado tu seña
Que altivo te identificaba ante la gente.

Intentas rescatar tus antañas raíces,
Entre la alameda de las reminiscencias.
Pero tu joven primavera ya nada te dice,
Pues es tu raído otoño quien viste tus vivencias.

Ya no culpes más ni al viento ni al destino
De la suerte que no favoreció tus creativos ideales.
Todos hemos ido andando el mismo camino,
Aunque imitándole a Dios pretendamos ser inmortales.


MÁS ALLÁ DE TU TIEMPO.


Aquellos abrumadores sonidos
Te improviso te despertaron,
Cuando aún pretendías seguir viviendo,
En medio de un soñoliento tiempo.
Abriste los cortinajes de tu señorial casa
Y observaste que ya no eran los faroles,
Quienes alumbraban a tus ventanales.
También descubriste que habían arrancado
Los adoquines de las calles de tu barrio.
Los cuales sabías de memoria
Cuántos eran desde tu puerta
Hasta el emporio de la esquina.
Dándote cuenta  que es sólo el viento,
Aquel que venía al amanecer,
Soplando entre las ramas de los cipreses,
Es quien ahora musita los ecos
De aquellas memorables vivencias.
Quienes quedaron incrustadas
En las fotografías de la sala principal.
Siendo ellas, la serena compañía,
En el crepúsculo de tus años.

A TI HERMANO(A), A TI AMIGO(A): SIMPLEMENTE TE OFREZCO QUE…


Viviré por ti,
Mientras mi vida
No se vuelva fantasma.
Miraré  por ti,
Mientras mi mirada
No se vuelva impura.
Oiré por ti,
Mientras mis oídos
No se vuelvan indiferentes.
Pensaré por ti,
Mientras mis pensamientos
No se vuelvan ególatras.
Hablaré por ti,
Mientras mi voz
No se vuelva grito.
Soñaré por ti,
Mientras mis sueños
No se vuelvan pesadillas.
Lloraré por ti,
Mientras mi llanto
No se vuelva letanía.
Reiré por ti,
Mientras mi risa
No se vuelva irónica.
Moriré por ti,
Mientras,
Mientras mi espíritu
No se vuelva tormento.
Fraternalmente vuestra hermana; vuestra amiga Golondrina.


COMO CUALQUIER SER HUMANO.


Aquellas lenguas;
Envenenadas por el odio
Y por ende cubiertas de maldad.
Con alevosía,
Quieren asesinar a tu dignidad humana.
Y entre la oscuridad de sus alimentadas crueldades
Te lanzan sus inhumanas calumnias.
Creyéndose que así,
Finalmente te destruirán.
Y al no conseguirlo,
Se tropiezan de golpe
Con su misma ceguera espiritual.
Porque tú, con tu caracterizado humanismo,
Ahí sigues en pie
Más firme que una estatua de metal.
Sin sentir temores, ni rencores;
Ni ánimos de venganzas.
Pues, entiendes muy bien,
Que quienes usan como armas destructivas
A sus enfermizas lenguas.
Es porque la cultura humana
No vive en sus empequeñecidos espíritus
Pues no la permiten vivir en ellos
A causa de sus empobrecidos egoísmos.
Que no les permite
Ni siquiera  por un instante pensar que,
Aunque se crean más importante que Dios.
Al final de sus días,
Igual serán polvo entre el polvo terrenal,
Como cualquier ser humano.
Y, tristemente para sus enfermizas lenguas,
Ya nada más podrán hablar de ti.