Por Ingrid Odgers
“oscurece el sudor de la frente de la noche
el ojo está encerrado en un triángulo
el triángulo sostiene otro triángulo..”
Agua salada de Tristan Tzara
Viaje Psíquico
Alejandro Ananías
Poesía
324 páginas - Ediciones La silla
Un libro intenso, profundo, complejo y extenso es el del autor penquista Alejandro Ananías. El poeta es revelador, captura con mirada inteligente, paciente, observadora y alerta la vida gris, la rutina, los terribles sucesos del mundo actual y sus efectos en el ser interior, en la vida del hombre y la mujer actual. Pero también extirpa los tumores cancerosos, la lepra del mundo y los registra sin recato alguno, sin contemplaciones.
“Un extraño ojo se mueve / en mis entrañas / párpado cansado / pupila / dilatada;..”
Ananías, trabaja la palabra con estilo arduo y sombrío como el de Heidegger, el estilo singular y difícil que utiliza Jean-Paul Sartre en El ser y la nada.
Expresa:
“Cinco vibraciones atómicas / hacen temblar / todos los credos / tambalea incluso el altísimo / mástil / donde descansa / el hombre dominical;..”
Hay más aún en este extenso poemario, nos recuerda el movimiento dadaísta, un movimiento antiartístico, antiliterario y antipoético. Dadá se manifiesta contra la belleza eterna, contra la eternidad de los principios, contra las leyes de la lógica, contra la inmovilidad del pensamiento, contra la pureza de los conceptos abstractos y contra lo universal en general. La estética dadá niega la razón, el sentido, la construcción del consciente. Sus formas expresivas son el gesto, la irreverencia, la provocación. Efectivamente, nos recuerda a Tristan Tzara fundador del dadaísmo. El poeta dadaísta se distingue por el tono dudoso, oscuro, y renueva la expresión mediante la conducción de planos de pensamientos antes no fusionables y tiene una tónica general de rebeldía o destrucción. Un rechazo absoluto de toda tradición o esquema anterior.
“pensó que era cosa de
organizar átomos
pensó que era cosa de
menos carbón y más domingo,
no sabía que el negro peñasco
viaja infinito en cometas capitalistas
no sabía que cuando es domingo
en la tierra
en la luna es miércoles;..”
Al transitar por Viaje Psíquico ¿Cómo no mencionar a Kierkegaard?, filósofo, teólogo, padre del existencialismo, crítico literario, humorista, psicólogo y poeta (Dos de sus ideas más conocidas son la «subjetividad» y el «salto de fe»). El salto de fe es su concepción de cómo un individuo cree en Dios, o cómo una persona actúa en el amor. No es una decisión racional, ya que trasciende la racionalidad en favor de algo más extraordinario: la fe. Además consideraba que tener fe era al mismo tiempo tener dudas. Así, por ejemplo, para tener verdadera fe en Dios, uno también tendría que dudar de su existencia; la duda es la parte racional del pensamiento de la persona, sin ella la fe no tendría una sustancia real. La duda es un elemento esencial de la fe, un fundamento. Dicho de otro modo, creer o tener fe en que Dios existe sin haber dudado nunca de tal existencia no sería una fe que mereciera la pena tener. Por ejemplo, no requiere fe el creer que un lápiz o una mesa existen, puesto que uno los puede ver y tocar. Del mismo modo, creer o tener fe en Dios es saber que no hay un acceso perceptual ni de ningún otro tipo a él, y aún así tener fe.
Ananías cree, por cierto, cree en todo lo que su hablante lírico ha podido ver, palpar, sentir, experimentar y nos dice irónico, irreverente y resuelto:
“Creo en el miedo / todopoderoso / creador del pánico / y los suicidios; / creo en su único hijo/ concebido / por obra y grasa / de un Gabriel”
En cualquier caso, Kierkegaard discute principalmente la subjetividad en relación con los asuntos religiosos. Como ya se ha mencionado, argumenta que la duda es un elemento de la fe y que es imposible conseguir ninguna certeza objetiva acerca de doctrinas religiosas tales como la existencia de Dios o la vida de Jesucristo. La fe consiste en la relación subjetiva de total compromiso con tales doctrinas.
Y el poeta Alejandro Ananías persiste en la duda:
“Cinco vibraciones atómicas / hacen temblar / todos los credos / tambalea incluso el altísimo / mástil / donde descansa / el hombre dominical;..”
(Los últimos años de Kierkegaard se caracterizaron por un ataque continuado y rotundo a la Iglesia del Pueblo Danés mediante artículos publicados en La patria y una serie de panfletos publicados por él mismo titulados El momento).
La obra literaria de Alejandro Ananías, mantiene un lenguaje metafórico, sencillo, irónico, transgresor que nos traslada a Lawrence Ferlinghetti, el último poeta beat, la poesía en persona sobreviviendo a un siglo al que analizó, criticó, hizo la crónica en verso, le sacó las tripas. Un toro entre ovejas, dicen los artículos que lo mencionan. Ferlinghetti es el máximo representante del movimiento poético de San Francisco, que no sólo engloba a los beat, sino a una gran cantidad de poetas de diferentes tendencias a los que apoyó. Como todo su movimiento su poesía trata del mundo que le rodea, pero con la mirada crítica y del desencanto, sobre el mundo en general, pero sobre todo sobre la política y la sociedad norteamericana donde vive, el “sueño americano” se desmorona entre sus estrofas. Al estilo de su amigo Kenneth Rexroth (uno de los padres de la contracultura americana), un anarquista que utiliza su obra impregnada de todo tipo de influencias literarias, de Dante a Lorca, para utilizarla como arma, para promover la búsqueda de un mundo diferente y, si no es posible, mostrar los errores y los horrores que él ve.
Alejandro se mueve ágil, convincente en las amplias avenidas del humor negro. Freud, fue precisamente el que dijo que el humor comprende tantas especies como sentimientos emotivos ahorrados en favor del placer humorístico. Y esta puede ser una buena definición del humor negro: el arte de extraer humor de lo horrible, cruel o repugnante.
El humor negro se caracteriza por transformar en gracioso lo que, por norma, es serio. Es una técnica de distanciamiento hacia aquello que nos daña. Sus armas son la sátira, la ironía, la paradoja, por lo cual resulta eficaz para denunciar atrocidades a las que, por diversas circunstancias, no se les presta atención. Está definido por el objeto de su aplicación, esto es, cuando recae sobre temas como la muerte, la violencia, la crueldad, el salvajismo, lo obsceno, la explotación, la pobreza, el racismo, la religión, etc. etc. Y por el tono de su enunciado. Su forma suele ser políticamente incorrecta, corrosiva, burlona. Provocar la risa centrándose en algo atroz deja al descubierto aquellas características del ser humano que nos horroriza admitir, como la crueldad, la indiferencia. Así que, por lo general, después de la risa se producirá, necesariamente, una reflexión.
“Con los brazos levantados / los exotéricos / tratan / de empujar/ el cielo / más p´a arriba ,/ empujarlo más / para no ser aplastados / por el peso / del castigo;..”
Recordamos las palabras de Antonio Tabucci (escritor italiano): el humor negro es una forma tangencial, burlona, de enfrentar el miedo, es como reinventar el revés de una situación desesperada, una manera de subvertir la realidad.
Una de las condiciones del humor negro es tener cierto intelecto desarrollado, que se adquiere con la cultura en todas sus modalidades y ¡en vivir!. Es como la soda caústica, corrosiva, agresiva pero muy limpia.
El poeta Ananías dice: “la guerra / no es / contra el / pensamiento negro / la guerra / es contra / la molestia / del pensamiento blanco,”. Nada más políticamente incorrecto en un mundo pacato, prejuicioso e hipócrita como el que vivimos.
Viaje Psíquico, a su vez nos trae a la memoria a Baudelaire, el padre espiritual del decadentismo (influido por el gran Thomas de Quince), Charles Baudelaire, comprometido por su participación en la revolución de 1848, la publicación de Las flores del mal, en 1857, acabó de desatar la violenta polémica gestada en torno a su persona. Los poemas (las flores) fueron considerados «ofensas a la moral pública y las buenas costumbres» y su autor fue procesado. Ante tales acusaciones Baudelaire respondió:
“Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompañó al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias.”
No termina nuestra travesía por las páginas de Viaje psíquico, sin destacar que encontramos grandes dosis de ironía. En esta obra poética es posible destacar dos propósitos de la ironía:
La ironía y humor, de Soren Kierkegaard, quien recoge lo expresado por Sócrates y los románticos, desde una perspectiva estética (siguiendo en el lenguaje creativo) al plantear que la ironía se opone al humor, en la medida que se abre a la duda, admitiendo esa duda como una eventualidad. En cambio el humor apunta a algo verídico y comprobable. Y en segundo lugar: la ironía y situación en el mundo. La ironía como recurso se instala de diversas formas, y de acuerdo al “argumento” diría Aristóteles de la obra. Podemos encontrar dos funciones o propósitos de la ironía. La primera, rebelarse ante un mundo que es innoble, que merece el menosprecio. Por tanto es ridiculizado. Esto, se encuentra en la antipoesía de Nicanor Parra, desestabilizador e impertinente. En segundo lugar, una ironía que surge para descontextualizar el entorno, considerando que el mundo no merece ser considerado con seriedad. Ciertamente, encontramos atisbos de las desdichas y villanías de Claudio Bertoni, la escepticidad de Enrique Lihn, de Rodrigo Lira, el excéntrico triste, pero con el estilo provocativo, originalísimo e irrepetible de Alejandro Ananías poeta de Concepción, Chile.
“..el peligroso es aquel
de la duda razon-able,
ese,
que mira el zapato
y tiende a levantar el pie
para
dar
el paso existencial;
pero recula,
y paraliza movimiento
destino;...”
Ingrid Odgers
Concepción, 19 de agosto de 2009.
Publicaciones de Ingrid Odgers
Notas:
• Gelman, Galeano, Lira, Bertoni - Roberto Contreras
• Del vanguardismo a la antipoesía- Federico Schopf
• Hölderlin y la esencia de la poesía
• Bibliografía Heideggeriana
• http://www.epdlp.com
• http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n46/jvilchis.html
• Ramón Gómez de la Serna, El desgarrado Baudelaire, en Efigies, Madrid, 1929, Aguilar, 1960.
• Camille Mauclair, Baudelaire, vida atormentada, Barcelona, 1942.
• César González Ruano, Baudelaire, Madrid, 1931.
• Jaime Gil de Biedma, El pie de la letra, Barcelona, 1980.
• Luis Cernuda, Poesía y literatura, II, Barcelona, 1964.
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