Lanzamiento de libro póstumo de poeta Coelemano Cristián Baeza
*“La Última Chupá del Mate”*
Donde: Comuna de Coelemu. Plaza de Armas.
Fecha: sábado 09 de febrero de 2013.
“La Última Chupá del Mate”
se titula el libro póstumo del poeta coelemano Cristián Baeza que se
lanzará el sábado 09 de febrero en la plaza de armas de la comuna tras
cuatro años de recopilación a cargo del poeta santiaguino Rolando
Mancilla.
Baeza, más conocido como
“el papita”, cursó filosofía en la Universidad de Concepción y vislumbró
una destacada carrera de escritor cuando en febrero de 2003 muere en el
norte del país en un accidente carretero cuando pretendía cruzar la
frontera hacia Perú para conocer Machu Pichu y escribir in situ. Semanas
antes fue ganador del concurso “Carta a Pablo Neruda”, organizado por diario La Nación. Dejó a una esposa e hijo en camino.
“Se
recopiló parte del trabajo de Cristián donde encontraremos Poemas y
algunos cuentos. De uno de estos se toma el nombre del libro. Con María
Claudia, una de las organizadoras, comenzamos a ver la forma de
financiar la idea como autogestión, que los recursos salieran de todos
quienes conocieron y sintieron cariño por el Papita o hayan conocido su
trabajo. Así se corrieron unas listas donde la gente se matriculaba con
un aporte en dinero y aseguraba un ejemplar del libro”, explicó Rolando
Mancilla.
“La Polla Literaria” de
Santiago realizó la edición. El libro tendrá un valor de 4 mil pesos.
“Por el interés que se ha generado en el libro creemos que tendremos que
pensar en una segunda edición”, añadió Mancilla.
*El “Papita”*
Cristián
Baeza tenía 24 años cuando falleció y en Coelemu aún lo recuerdan por
su calidad humana, su inteligencia y su espíritu emprendedor. En los
veranos vendía todo tipo de productos junto a su esposa, Paulina
Pedreros. En una temporada se armó de un carrito y vendió papas fritas a
los veraneantes en la plaza de armas, de ahí su apodo.
Cuando ganó el concurso Carta a Neruda, alcanzó notoriedad en el ámbito literario y en la comuna se convirtió en una celebridad. “La última chupá del mate” viene a ser un recordatorio de quien fue.
“¿Por qué el cortejo sigue a la carroza y no éste a los
dolientes? Qué terrible simbolismo, qué viaje más tétrico. La muerte no va
adelante, nos viene empujando (...) Prefiero que me siga a que me
obstaculice el paso. ¡Que en mi funeral mi cuerpo no vaya delante de los
míos, pues si no ven en qué se termina, aún querrán buscar caminos!”,
dolientes? Qué terrible simbolismo, qué viaje más tétrico. La muerte no va
adelante, nos viene empujando (...) Prefiero que me siga a que me
obstaculice el paso. ¡Que en mi funeral mi cuerpo no vaya delante de los
míos, pues si no ven en qué se termina, aún querrán buscar caminos!”,
escribió y como tal fue despedido.
Actividades
El
lanzamiento está organizado por familiares y amigos de Baeza bajo el
nombre de Mocuco (Movimiento Cultural de Coelemu) ; entre ellos su viuda
Paulina Pedreros, María Claudia y Rolando Mancilla. Parte a eso de las
14:00 con una olla común en la Plaza de Armas. Durante la tarde habrá un
concierto de guitarra y juegos de agua con bomberos para divertir a los
niños.El acto de lanzamiento se hará a las 18:00 y se espera la
participación de poetas de Santiago, Tomé y Coelemu.
“Habrá
muestras de pintura, fotografías entre otras. Se mostrará un video
recordatorio y se recitarán poemas del libro. Al atardecer se realizará
una romería hasta el cementerio de la ciudad para dejar simbólicamente
muestras de cariño en la tumba de Cristian”, adelantó Mancilla.
Carta a Pablo Neruda
Poema de Cristián Baeza
No quería quedarme más. Debía elegir entre una joroba, un tumor que
asfixiaba los bíceps de mis fuerzas y me aplastaba contra el suelo; o mi
mochila y mi carpa. Decidí salir, enfrentar un viaje.
asfixiaba los bíceps de mis fuerzas y me aplastaba contra el suelo; o mi
mochila y mi carpa. Decidí salir, enfrentar un viaje.
Mi itinerario comenzaba en Tomé y debía concluir en Valparaíso. De puerto
a puerto, me dije, y acomodé mi carga sin dejar espacio para la joroba.
a puerto, me dije, y acomodé mi carga sin dejar espacio para la joroba.
Mi mapa, lazarillo que tiraba suave de mis pupilas me hizo ver Isla Negra;
diez días bien vividos y mal dormidos en bosques, orillas de ríos,
balnearios y patios de anfitriones desconocidos, antecedieron mi llegada.
“Total voy a conocer su casa”, que no me costó encontrar, gracias a las
indicaciones de un chofer, que había sido “mi” chofer, aunque me llevara en
su carrocería.
diez días bien vividos y mal dormidos en bosques, orillas de ríos,
balnearios y patios de anfitriones desconocidos, antecedieron mi llegada.
“Total voy a conocer su casa”, que no me costó encontrar, gracias a las
indicaciones de un chofer, que había sido “mi” chofer, aunque me llevara en
su carrocería.
“Desde ésta casa no hay excusa para no ser poeta”, pensé, y quise guardar
todo en el calidoscopio de mi mirada; grabar el castigo de las olas a las
rocas a los pies de tu casa, las inscripciones de tu tumba, que un discreto
letrero recomendaba “no pisar”. Pensarte en blanco y negro con Matilde; en
blanco y negro escribiendo desde donde yo observaba.
todo en el calidoscopio de mi mirada; grabar el castigo de las olas a las
rocas a los pies de tu casa, las inscripciones de tu tumba, que un discreto
letrero recomendaba “no pisar”. Pensarte en blanco y negro con Matilde; en
blanco y negro escribiendo desde donde yo observaba.
“Si quieres ir al interior de la casa debes cancelar”, sentenció una
muchacha que no quería ser cruel. Apenas tengo para seguir mi viaje. Tenía
dinero para dos días. No pude entrar. Pegando mi rostro a los ventanales
pude fijar en mi memoria retazos del interior de tu casa. Compré una postal
del lugar y no dejé que la joroba de la angustia trepara por mi espalda.
muchacha que no quería ser cruel. Apenas tengo para seguir mi viaje. Tenía
dinero para dos días. No pude entrar. Pegando mi rostro a los ventanales
pude fijar en mi memoria retazos del interior de tu casa. Compré una postal
del lugar y no dejé que la joroba de la angustia trepara por mi espalda.
Qué hubieras dicho tú Pablo. ¿Abrirías la puerta y me invitarías a pasar?
Imaginé una conversación; estuve un día entero dialogando mientras caminaba
por el perfil de una carretera hacia el norte. Yo te ofrecía licor que
llevaba en mi mochila y te obsequiaba la botella vacía para tu colorida y
multiforme colección. ¿A tu padre tampoco le gustaba que escribieras
poesía? Yo no le guardo rencor, te respondía.
Imaginé una conversación; estuve un día entero dialogando mientras caminaba
por el perfil de una carretera hacia el norte. Yo te ofrecía licor que
llevaba en mi mochila y te obsequiaba la botella vacía para tu colorida y
multiforme colección. ¿A tu padre tampoco le gustaba que escribieras
poesía? Yo no le guardo rencor, te respondía.
Es tarde don Pablo, no sé qué se deja o qué se gana con un viaje, pero
cambiamos. El próximo año destinaré dinero para entrar a tu casa. Si tengo
otra botella digna de su colección, la vaciamos juntos en el living que no
pude ver.
cambiamos. El próximo año destinaré dinero para entrar a tu casa. Si tengo
otra botella digna de su colección, la vaciamos juntos en el living que no
pude ver.
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