By Luis Fraczinet 19:25
El viento Norte viene
levantándose, ladino,
y aunque,es más viejo que Abraham,
así comienza de fino,
y si no se apura paso,
ya nos coge el torbellino
y somos, dentro del loco,
un frenético,un zarcillo,
un volantín con que juega
hasta que cae vencido
y se devuelve a sus antros,
también él roto y vencido.
- Mamá, pero te has trepado
a donde el viento indino.
- Porque yo me envicié en él
como quien se envicia en vino,
trepando por los faldeos,
siguiendolo por el grito.
Yo no era más, era sólo
su antojo y su manojillo
y a mi me gustaba ser
su jugarreta sin tino
y en donde estoy, todavía
le llamo, a voces, “mi niño”...
¿Sabes a qué baja el Loco?
Baja a cumplir su destino.
- El no sabe nada, mama,
y hace, no más desatinos.
Zamarreaba nuestra casa
como si fuese un bandido.
Ninguno entonces dormía
y era como el Anti-Cristo.
- Te tiras al suelo como
si pasase el Diablo mismo,
¡ay, mi zonzo novelero!
Tapa tus orejas hasta
que cruce mi Loco suelto,
pero déjalo que a mi
me cante en Loco divino.
Porque, sábelo, nosotros,
poetas de él aprendimos
el grito rasgado, el llanto.
De su libro Poema de Chile, 1967. Editado en Barcelona.
0 comments:
Publicar un comentario