martes, 23 de marzo de 2010

El Concepto De La Mediagua Como Solución Inmediata Es No Confiar En Nuestras Capacidades

Hace unas semanas el alcalde de Arauco, Mauricio Alarcón (UDI), rechazó 65 mediaguas que la organización “Un Techo Para Chile” pretendía instalar en la localidad de Llico bajo la excusa de que no eran viviendas dignas para los habitantes de aquel lugar, quienes, según él, preferían vivir en carpas que en estas mediaguas, lo cual levantó críticas de distinta índole tanto en la ciudadanía como en el gobierno. Sin embargo, por sobre todo, se puso en el tapete una conversación que era obligatoria ya a estas alturas: ¿Es una mediagua una vivienda digna de emergencia?

Al momento de redacción de esta nota, aún existen discusiones al respecto, y que básicamente tienen que ver con cuánto tiempo serán utilizadas dichas viviendas, mientras dura la reconstrucción de parte del país, cuál es el costo de éstas, y quien asume dicho costo. Ante los ojos de la ciudadanía, es el Gobierno quien debiera hacerse cargo de este tema, y no organizaciones como las mencionadas más arriba o grupos de voluntariado, quienes, si bien ayudan bastante en la tarea de darle un techo a quienes más lo necesiten, no debieran ser quienes estén a cargo de ello, sino que el Gobierno dispusiera de los recursos humanos, materiales y financieros, lo que hasta el día de hoy no se ha hecho. La tarea de los voluntariados ha sido esencial en estos días, pero si nos ponemos en el caso de que sea UTPCH u otros quienes se encarguen de esta tarea, entonces el Gobierno se desliga de esas funciones.

Situándonos en el caso de que el Gobierno asuma la ejecución de viviendas de emergencia, ¿deberán asumirlo mediante la idea de seguir construyendo mediaguas, o existe alguna otra solución que adoptar? Es allí cuando aparece la idea de construir viviendas prefabricadas, las cuales poseen grandes diferencias con respecto de las mediaguas.

Básicamente, las viviendas prefabricadas son viviendas habitacionales de grandes dimensiones (45m2 hacia arriba, a diferencia de las mediaguas que sólo tienen 18m2), pero con una materialidad y un diseño que permiten un cierto nivel de confort para quienes las habiten. En este tipo de viviendas fácilmente puede residir una familia durante un tiempo prolongado y con ciertas comodidades y beneficios, tales como un baño apto para el uso, luz eléctrica, piezas separadas, etc.

Otra de las ventajas de las viviendas prefabricadas es la rápida instalación, que, si bien demoran más que las mediaguas en construirse, no requieren de mayor capacitación para quienes ejecuten dichas tareas, y el nivel de aislación térmica que poseen es mucho mayor (las mediaguas, para ser más preciso, no poseen aislación térmica). No se debe olvidar que ya estamos bordeando fines de marzo, y, como dice el dicho, “abril lluvias mil”, por lo que las familias que actualmente residen en carpas la verán más que difícil, y quienes habiten mediaguas para ese momento, como éstas no poseen ningún tipo de aislación (digamos que las paredes son la madera y listo), el frío y la humedad se sentirán al mismo nivel, cosa que no sucede en las viviendas prefabricadas, las que si cuentan con estas aislaciones.

Ahora, ¿Qué costo representan estas viviendas?. Una de buenas condiciones y calidad puede estar entre los $800.000 y $1.000.000.- instaladas, todo dependiendo del diseño y de la materialidad. Si bien puede ser un costo elevado en comparación con las mediaguas, el costo vale la pena para la cantidad de tiempo que estarán dichas familias habitándolas mientras se reconstruyen las comunas afectadas por el terremoto y maremoto, son de mejor habitabilidad, no poseen filtraciones en puertas o ventanas, y comparadas con el costo de un departamento o casa a través de una inmobiliaria es bastante más económico.

Si nos vamos ahora al aspecto macroeconómico, y asumiendo que el Gobierno asuma la construcción de estas viviendas, no sólo se reactiva la economía del país, se vuelven a tomar en cuentas las PYMES, y se da más empleo a la población, sino que además el costo de éstas (en el caso extremo de tener unas 200.000 familias afectadas, esto es, sin viviendas o con viviendas que ya estén consideradas como inhabitables) representaría tan sólo el 0,2% del PIB del año 2008 de nuestro país (aproximadamente US$340 millones de los más de US$164.000 millones de ese año), por lo que es una solución más que factible para el Gobierno de turno, si asumiera el costo obviamente.

Ya sólo es cosa de esperar.

Carlos Orellana Torres
Estudiante de Ing. en Construccion
Universidad del Bio Bío