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sábado, 1 de marzo de 2025

“Ni Washington Ni San Martín”. La Labor De Rufino Blanco Fombona En La Construcción De Simón Bolívar Como El Libertador De América°


Hacia comienzos del siglo XX, el político e intelectual venezolano Rufino Blanco Fombona se lanzó a reconstruir y publicitar activamente la gesta y el pensamiento de Simón Bolívar tanto a nivel nacional como internacional, con el objetivo último de presentarlo y posicionarlo como el auténtico Libertador de América. Para ello, encontró en el nacionalismo “exclusivista” argentino y el imperialismo estadounidense, así como en las figuras de San Martín y Washington, dos adversarios fundamentales capaces de revelar la excepcionalidad del proyecto bolivariano, contribuir a despejar el camino para una Venezuela que —no obstante sus gobernantes de turno— detentaba una grandeza originaria y, en última instancia, situar al responsable de llevar a cabo esa empresa en un lugar de auténtica conciencia moral y clarividencia intelectual en la escena cultural hispanoamericana de la época.

 

Ensayo escrito por María Laura Amorebieta y Vera

Fuente: Cuadernos del Sur – Historia 53 (2024), 177-199, E-ISSN 2362-2997

 

Bolívar En La Gesta Emancipadora Y La Organización De Los Estados En Hispanoamérica

 

Una de las principales preocupaciones del intelectual consistió en demostrar la centralidad y excepcionalidad que tuvo Bolívar al momento de sellar la derrota del ejército español en América y sentar las bases para la construcción de un orden republicano. Para ello, Blanco Fombona prestó especial atención a otros héroes y experiencias revolucionarias con el objetivo de respaldar sus tesis centrales, concentrándose en dos casos específicos que, según su opinión, mejor ilustraban el carácter extraordinario de la obra política y militar del Libertador. Así pues, el 29 de marzo de 1906, Blanco Fombona escribía desde la cárcel lo siguiente:

 

A Bolívar no se le puede comparar con Washington porque Bolívar es un genio, mientras que Washington no fue sino un gran hombre (…). Ni con San Martín, el otro capitán de Suramérica, porque San Martín no fue sino un general, un gran general, mientras que Bolívar fue un Caudillo continental, un legislador, un tribuno, un escritor, un genio político. San Martín puede compararse más bien con Sucre y con Washington, a quienes iguala en desprendimiento patriótico. Con Bolívar no. Hay desemejanzas de temperamento: San Martín era severo, frío y Bolívar arrebatado y elocuente; desemejanza de educación: San Martín se levantó en los cuarteles y Bolívar en los salones; desemejanza de tendencias políticas: San Martín, servidor del absolutismo de Carlos IV, era conservador y monarquista, Bolívar liberal y republicano; desemejanza de cultura: San Martín ignoraba hasta la ortografía, mientras que Bolívar era un pensador, un artista de la palabra escrita y de la palabra hablada. 

 

Con Washington la diferencia es también grande. Washington nace pobre y muere rico. Bolívar nace rico y, en servicio de América, se arruina. Washington, en vida, no da libertad a ninguno de sus esclavos negros. Bolívar en una sola de sus haciendas patrimoniales, otorga la libertad a 1.000 negros que valen 300.000 dólares. 

 

Ni  Washington  ni  San  Martín  columbraban  el  futuro;  Bolívar  lo  predecía, no por don profético sino por inducciones e intuiciones geniales” (Blanco Fombona, 2004). 

 

Si Bolívar resultaba, para el escritor venezolano, un héroe inigualable, aunque injustamente menospreciado e ignorado, entonces confrontarlo con las célebres figuras de Washington y San Martín podía servir para ejemplificar y difundir la superioridad política, militar, cultural, ideológica y moral del primero. De modo que, puestos uno al lado del otro, el Libertador no solo resultaba un “genio político”, sino el auténtico exponente y principal defensor de la empresa independentista, del republicanismo e, incluso, del humanismo a nivel continental y mundial. 

 

En efecto, a diferencia de Washington, a quien no le quitaba “una hora de sueño” lo que sucedía “más allá de sus patrias fronteras” y quien predicaba “a su país el aislamiento indiferente que él deseaba para sí mismo”, a “Bolívar lo devoró la inquietud de la libertad y de la humanidad” (Blanco Fombona, 2004). 

 

Según Blanco Fombona, “nada humano le fue indiferente”, lo cual explicaba que hasta hubiera soñado “con llevar la independencia a Filipinas y la República a España”. El ejemplo del héroe norteamericano, quien había efectuado “una carnicería de colonos franceses” “campañas contra los indios, a la sombra del Gobierno colonial” (Blanco Fombona, 1981), le resultaba nuevamente apropiado para probar la naturaleza idealista y altruista de Bolívar: 

 

Llega la revolución de su patria por razones independientes a la voluntad de Washington: el Congreso le nombra jefe del Ejército. “Obligados a tomar las armas —dice a sus tropas—, no soñamos ni gloria ni conquistas; pero queremos defender hasta la muerte nuestros bienes y nuestra libertad, heredados de nuestros padres”. 

 

Los bienes heredados preocupan su espíritu tanto como la libertad. En Bolívar no ocurre nada semejante. (…) 

 

Washington  tiene  las  limitaciones  y  el  egoísmo  práctico  de  su  raza. Bolívar piensa en el mundo, Washington en su tierra (Blanco Fombona, 1981).”

 

Igualmente, Blanco Fombona se serviría de algunos juicios que historiadores y políticos chilenos habían elaborado sobre la personalidad y el accionar de San Martín, los cuales le posibilitaron seguir nutriendo la idea de que Bolívar había sido ideológica y moralmente superior no solo a Washington, sino también al héroe argentino:

 

San Martín era taciturno; astuto, intrigante, desconfiado; Amunátegui y Vicuña Mackenna, sus admiradores, escriben en “La Dictadura de O’Higgins”, respecto al rioplatense: “En política no tenía ni conciencia ni moralidad. Todo lo creía permitido. Para él todos los medios sin excepción, eran lícitos”. “Por temible que fuera en un  campo  de  batalla,  lo  era  todavía  más  dentro  de  un  gabinete  fraguando tramoyas, armando celadas, maquinando ardides…”.

 

Así  desaparecieron  asesinados:  Manuel  Rodríguez,  el  tribuno  Liberal;  los  hermanos  Carrera,  primeros  libertadores  de  Chile;  Ordóñez, el jefe español vencedor en Cancha Rayada; otro jefe de la Península, Osorio, y los demás prisioneros españoles de San Luis. Bolívar mató mucha más gente; pero de otro modo: dicta la franca proclama de “guerra á muerte, fusila á la luz del sol” (Blanco Fombona, 1913).

 

Por lo tanto, aunque Bolívar también había cometido fusilamientos, lo habría hecho mientras era “el más débil”, cuando era “solo un Jefe revolucionario” que no ocupaba “más territorio sino el que” ocupaban “sus tropas” (Blanco Fombona). Cuando se convirtió en “jefe del Estado, de veras Presidente, con una Capital y un Gobierno estables”, el Libertador —remarcaba Blanco Fombona— “casi siempre” perdonaba (1981). En este sentido, la atribución a Washington de un carácter egoísta y materialista, así como a San Martín de un espíritu conspirador y desleal, le permitían al escritor venezolano erigir, por contraposición de términos, la imagen de un Bolívar honrado, generoso y bondadoso, cuya obra —no dudaba en afirmar— había sido “una de las más raras en la historia del mundo”, ya que había cumplido “casi sin elementos y a despecho de la naturaleza y de los hombres, una de las empresas más grandiosas que tocó (…) a un héroe” (Blanco Fombona).

 

A su vez, ese argumento parecía verse aún más reforzado si se prestaba atención a la dimensión cuantitativa de la gesta bolivariana. Es que, según recordaba Blanco Fombona, el Libertador había “emancipado cuatro veces más millones de colonos que Washington”. Asimismo, “mientras San Martín libró en América solo dos batallas y un combate, con pérdida de 1.027 soldados, Bolívar asienta su gloria de guerrero sobre cuatrocientas setenta y dos acciones de armas”. A ello era posible añadir que el prócer argentino había cruzado “los Andes una vez”, a diferencia del fundador de la Gran Colombia, que “los pasó, con ejércitos triunfales, varias veces”.

 

Sin embargo, habría habido un aspecto central en la trayectoria de Bolívar que lo distinguía de los otros dos héroes continentales, posicionándolo en un lugar de indiscutida excepcionalidad:

 

Bolívar no consintió en ceñirse la corona. Por una u otra razón no consintió: “El título de Libertador —escribe a Páez— es el mayor de cuantos ha recibido el orgullo humano. Me es imposible degradarlo”. No creían que siendo tan poderoso fuera tan abnegado. Benjamín Constant escribió en un periódico de París: “Si Bolívar muere sin haberse ceñido una corona, será en los siglos venideros una figura singular. En los pasados no tiene semejante. Washington no tuvo nunca en sus manos, en las colonias británicas del norte, el poder que Bolívar ha alcanzado entre los pueblos y desiertos de la América del Sur”. 

 

Pero Bolívar despreció cetro y manto imperiales. (…)”

 

Y si no consintió en ceñirse la corona tampoco convino en que Colombia llamara a un rey extranjero (…).

 

Y si no aceptó la corona, ni quiso que un extranjero viniera a ceñírsela en Colombia, impidió también, por medio de la diplomacia y aun de la firmeza, que otras secciones de América se monarquizasen y se diesen a príncipes europeos”. 

 

De esta forma, Fombona haría especial hincapié a lo largo de sus escritos en la extraordinaria cantidad de poder acumulada por el Libertador, su firme abnegación expresada en su negativa a coronarse y, sobre todo, en su lucha por establecer en el territorio americano la forma de gobierno republicana. Esto lo llevaría a adentrarse en el debate sobre monarquismo y republicanismo y, específicamente, a subrayar que las tendencias “monárquicas” desplegadas en una importante porción del subcontinente americano habían surgido de la mano de San Martín y las autoridades argentinas: 

 

La Argentina solicitaba un hijo de Carlos IV para rey de aquella sección  americana….  Bolívar  escribe, dirigiéndose al director supremo de los Estados Unidos del Río de la Plata: “Ligadas mutuamente entre sí todas las repúblicas que combaten contra la España, por el pacto implícito y a virtud de la identidad de causa, principios e intereses, parece que nuestra conducta debe ser uniforme y una misma…”. 

 

Con el Perú fue más explícito. El general San Martín había celebrado  en  Punchauca  un  pacto  con  el  virrey  Laserna,  pacto  por  el cual se sometería y entregaría el ejército patriota al virrey, y San Martín en persona se embarcaría para España a solicitar (…) un príncipe para el Perú, país que debía erigirse en monarquía, con Chile y la Argentina. Si bien dicho pacto, útil para acabar con la guerra, nunca se concretó, permitió a los patriotas disponer de tiempo suficiente para engrosar sus filas y disponerse a llegar a Lima en mejores condiciones. 

 

Fuente: Cuadernos del Sur – Historia 53 (2024), 177-199, E-ISSN 2362-2997

miércoles, 26 de febrero de 2025

Casimiro Marcó Del Pont, El Personaje Preciso Para Que San Martín Invadiera El Reino De Chile

En diciembre de 1815. Fernando VII enviaba a Francisco Casimiro Marcó del Pont como nuevo Gobernador de Chile. Su misión: mantener el control de la colonia y sofocar los brotes independentistas. Pero Marcó del Pont, un hombre cargado de títulos y medallas, pronto demostraría ser todo menos el líder que el ejército realista necesitaba. Su indecisión y falta de visión llevaron al desmoronamiento del poder español en Chile.



Marcó del Pont (en Revista Zig-Zag, 1905).
Marcó del Pont (en Revista Zig-Zag, 1905).


Marcó del Pont llegó a Chile en un momento crítico. Reemplazaba a Mariano Osorio, quien había derrotado a O’Higgins en Rancagua y reconquistado el país en 1814. Sin embargo, su nombramiento no fue bien recibido. Según el historiador Salvador Sanfuentes, Marcó era ‘un palaciego desprovisto de mérito efectivo, imprudente, presumido y cruel’. Estas cualidades, lejos de fortalecer la causa realista, la debilitaron.

 

Por otra parte, es necesario destacar que en ninguna referencia “no chilena” se hace mención, más allá de los hechos concretos de una biografía tipo, hechos demostrativos de su carácter o elementos destacables de su personalidad, actitud frente al enemigo o cualidades de análisis estratégico. Dando la impresión que su ascenso en el ejército español durante las batallas napoleónicas, son más bien una muestra de formalidad, llenos de solemnidad, protocolo y abundancia de medallas, propio del trato entre oficiales de todos los ejércitos.

 

Sin embargo, al revisar autores chilenos, se puede destacar cierta exageración a la forma y el fondo del carácter de Marcó del Pont así como un desmérito a sus decisiones administrativas, como Gobernador, y a sus decisiones militares, como responsable de la defensa del Reino de Chile. 

 

“Marcó era ‘un palaciego desprovisto de mérito efectivo, imprudente, presumido y cruel’. Salvador Sanfuentes

 

“De estas condiciones morales era el mandatario llamado a defender el territorio del que se creía dueño y señor. Y así solamente puede explicarse la facilidad de caer en los ardides de San Martín. A tal punto de convencerse de que la tan anunciada expedición libertadora de los Andes sería siempre irrealizable”. Enrique Monreal.

 

Joaquín Edwards Bello menciona: "A Marcó del Pont, que era un hombre fino, de los mejor educados y de excelente tronco, algo raro entonces, le dieron fama de afeminado, simplemente por su limpieza, su elegancia, y el pecado de haber traído ciertos adelantos a una ciudad cuyo estado entonces era indescriptible a causa de su atraso y suciedad. En Santiago no había vidrios, ni letrinas, ni más alumbrado que el de las velas de sebo, sostenidas en pelotas de barro que sacaban a mano de las acequias. El entretenimiento de los niños era la pedrea. Lo que ahora llamamos guate, de W.C., era el zambullo, un canco hediondo que sacaban de las casas y cantinas una vez al mes. En otras partes ponían el excusado encima de la acequia en el tercer patio. En la Plaza ocupaban todo un costado los vendedores de ojotas. Las ojotas viejas quedaban en el suelo y servían los domingos para la llamada guerra de ojotas. Con este calzado combatieron los ejércitos patriotas. A esta ciudad trajo el señor Marcó del Pont alguna escupidera, peines, cepillos, jabones finos, y algún carruaje con vidrios, todo lo cual pareció insólito. Le compararon con la Pompadour y le dieron fama de afeminado. Poco cuesta desfigurar a las personas…”

 

Pese a esa condición de ser español, realista y estar al mando del proceso de reconquista, sus acciones en la administración del reino y las decisiones en el ámbito de la defensa militar, creó el ambiente preciso para permitir que el Ejército Libertador se hiciera la idea y se planificara el cruce de Los Andes, sino que además lo ejecutara con mínima resistencia; además, permitió el desdén en la cadena de mando del ejército realista, causando que la improvisación y el extremo cuidado eliminara toda posibilidad de éxito en la defensa del reino de Chile. Sus acciones o carencia de ellas se reflejan en la eficacia del Ejército Libertador para lograr sus objetivos y el cumplimiento del plan de San Martín a cabalidad.

 

Marcó del Pont diseñó un plan de defensa que, en teoría, parecía sólido. Dividió el territorio en tres zonas y concentró sus tropas en Santiago, creyendo que era el punto clave para resistir la invasión patriota. Sin embargo, su indecisión y falta de tácticas claras lo llevaron a cometer errores cruciales.

 

Dividió el territorio en tres zonas: Zona norte entre Aconcagua y Cachapoal. 2da Zona Central entre el río Cachapoal y el Maule; y la 3era Zona entre el río Maule y Valdivia. Los Jefes de estas zonas perseguían a los patriotas, mandaban pequeños piquetes a la cordillera y por último se prohibió andar montado entre los ríos Maipo y Maule.

 

También pensó Marcó del Pont fortificar el Cerro Santa Lucía y resistir allí hasta los últimos extremos.

 

En las ideas expuestas, Marcó trazaba en pocas líneas su mejor plan de defensa: “Con una seguridad militar, dice don Diego Barros Arana, que la historia no le ha reconocido, había resuelto disponer sus tropas en Santiago y sus cercanías, a fin de dirigirlas oportunamente y en un solo cuerpo sobre el punto verdaderamente amenazado”.

 

Sus actos posteriores no concuerdan pues, con las bien meditadas ideas que, para defender el territorio que gobernaba, tuvo en un momento de feliz inspiración. Su absoluta indecisión y falta de tino le hicieron atolondrar y perder por completo toda calma para afrontar una situación que, con un poco de sangre fría habría podido, sin duda, dominar o por lo menos retrasar el desastroso desenlace que tuvo. Su pecho lleno de medallas y condecoraciones obtenidas en los campos de la adulación y de los empeños no guardaron armonía tampoco, por cierto, con el verdadero significado de esas insignias que tratándose de militares solo las deben cargar los que al contrario de Marcó del Pont, las obtienen en premio de verdadera abnegación y sacrificio por servir a la Patria.”

 

Dice Enrique Monreal que «Marcó del Pont tenía una visión estática de la guerra. No supo adaptarse a las tácticas móviles de San Martín. Su obsesión por proteger Santiago lo llevó a descuidar otros puntos estratégicos, como los pasos cordilleranos.” 

«El ejército realista contaba con aproximadamente 4.500 hombres, que corresponde a una fuerza equivalente al Ejército que estaba preparando San Martín. Su ejército estaba distribuido en batallones como el Talavera, el Chiloé y el Valdivia. Sin embargo, estas tropas estaban dispersas desde Copiapó hasta Concepción, cubriendo más de 1,000 kilómetros. Esta dispersión dificultó una defensa coordinada.»

 

Chile en esta circunstancia era, la parte central, el valle de Aconcagua, entre San Felipe y Los Andes en donde se juntan los caminos de Uspallata y Los Patos y de donde arranca también el camino principal a Valparaíso y frente también a la base principal de operaciones de los patriotas, Mendoza.

 

Era esta parte tan importante del terreno la que los realistas no debieron descuidar un momento, llevando su vigilancia minuciosa hacia el interior de la cordillera no solo para imponerse con toda certeza del avance del enemigo si no también para impedirle en lo posible dicho avance a fin de dar tiempo a la preparación y concentración del ejército.

 

La defensa del camino de Uspallata, dice el Coronel Bertling, era más fácil que la del cajón del río Putaendo, por el lado realista y el acercarse a Los Andes había muy buenas posiciones para impedir al agresor la salida del desfiladero. Desde Los Andes se podía impedir al invasor comunicarse por la orilla derecha del río Aconcagua con el cajón del Putaendo y quedaba más cerca la Cuesta de Chacabuco.

 

A cargo de esa región de Aconcagua y de la exploración de los caminos se encontraba desde la 2da quincena de enero de 1817, previo a la Batalla de Chacabuco, el Mayor Marqueli quien después que recorrió el camino de Uspallata fué reemplazado por el Coronel Atero, Jefe del Estado Mayor del Ejército realista.

 

Las tropas que se dedicaban a cubrir esta zona no alcanzaba a 600 plazas con 2 pequeñas piezas de artillería, de las cuales (tropas) se habían hecho avanzar pequeñas partidas en dirección de la Guardia de Achupallas y Guardia Vieja.

 

Con estas acciones, se estaba preparando la estrategia de una posible invasión patriota a Chile. Sin embargo, pese a que el ejército realista se encontraba en una posición defensiva, estática, cubriendo zonas que geográficamente ofrecía al defensor excelentes posiciones tácticas, con vías de abastecimiento completamente operativas, un pueblo subyugado a la represión, una oficialidad con experiencia reciente debido a las batallas contra Napoleón… Casimiro Marcó del Pont termina representando el fracaso más estrepitoso de una carencia de una visión militar estratégica acordes a todas sus ventajas operativas que acabo de mencionar.

 

Todo ésto hizo que el Ejército Libertador de Los Andes no solo haya podido cumplir con el plan trazado, sino que también, hasta el término del dominio español y la captura del Gobernador, los patriotas hayan encontrado en cada batalla la victoria, conduciendo a la definitiva liberación del yugo español y la independencia de Chile. 

 

Luis Fraczinet

domingo, 26 de enero de 2025

El Mundo Pertenece A Quien Se Atreve

Charles Chaplin y Edna Purviance



El Mundo Pertenece A Quien Se Atreve



¡Vive!


Ya perdoné errores casi imperdonables.


Traté de sustituir personas insustituibles,

de olvidar personas inolvidables.


Ya hice cosas por impulso.


Ya me decepcioné con algunas personas,


mas también yo decepcioné a alguien.


Ya abracé para proteger.


Ya me  reí cuando no podía.


Ya hice amigos eternos.


Ya amé y fui amado pero también fui rechazado.


Ya fui amado y no supe amar.


Ya grité y salté de felicidad.


Ya viví de amor e hice juramentos eternos,


pero también los he roto y muchos.


Ya lloré escuchando música y viendo fotos.


Ya llamé sólo para escuchar una voz.


Ya me enamoré por una sonrisa.


Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia y…


Tuve miedo de perder a alguien especial


y terminé perdiéndolo


¡pero sobreviví!


¡y todavía vivo!


No paso por la vida


y tú tampoco deberías sólo pasar… ¡Vive!


Bueno es ir a la lucha con determinación


abrazar la vida y vivir con pasión.


Perder con clase y vencer con osadía,


porque el mundo pertenece a quien se atreve


y la vida es mucho más para ser insignificante.”


—Charles Chaplin—

viernes, 17 de enero de 2025

Almas Y Corazones Con Dolor Soneto De Dante Alighieri


Transcurridos bastantes días para que se cumplieran nueve años tras la supradicha aparición de la gentilísima criatura, aconteció que la admirable mujer aparecióseme vestida con blanquísimo indumento, entre dos gentiles mujeres de mucha mayor edad. Y, al entrar en una calle, volvió los ojos hacia donde yo, temeroso, me encontraba, y con indecible amabilidad, que ya habrá recompensado el Cielo, me saludó tan expresivamente, que entonces creíame transportado a los últimos linderos de la felicidad. 

 

La hora en que me llegó su dulcísimo saludo fue precisamente la nona de aquel día, y como se trataba de la primera vez en que sonaban sus palabras para llegar a mis oídos, embargóme tan dulce emoción, que apartéme, como embriagado, de las gentes, apelé a la soledad de mi estancia y púseme a pensar en aquella muy galana mujer. 

 

Pensando en ella se apoderó de mí un suave sueño, en el que me sobrevino una visión maravillosa, pues parecíame ver en mi estancia una nubecilla de color de fuego, en cuyo interior percibía la figura de un varón que infundía terror a quien lo mirase, aunque mostrábase tan risueño, que era cosa extraña. Entre otras muchas palabras que no pude entender, díjome éstas, que entendí: Ego dominum tuus. Entre sus brazos parecíame ver una persona dormida, casi desnuda, sólo cubierta por un rojizo cendal, y, mirando más atentamente, advertí que era la mujer que constituía mi bien, la que el día antes se había dignado saludarme. Y parecióme que el varón en una de sus manos, sostenía algo que intensamente ardía, así como que pronunciaba estas palabras: Vide cor tuum. Al cabo de cierto tiempo me pareció que despertaba la durmiente y, no sin esfuerzo de ingenio, hacíale comer lo que en la mano ardía, cosa que ella se comía con escrúpulo. A no tardar, la alegría del extraño personaje se trocaba en muy amargo llanto. Y así, llorando, sujetaba más a la mujer entre sus brazos, y diríase que se remontaba hacia el cielo. Tan gran angustia me aquejó por ello que no pude mantener mi frágil sueño, el cual se interrumpió, quedando yo desvelado. 

 

Y a la sazón, dándome a pensar, noté que la hora en que se me presentó la visión era la cuarta de la noche y, por ende, la primera de las nueve últimas horas de la noche. Y, meditando sobre la aparición, decidí comunicarlo a muchos renombrados trovadores de entonces. Como quiera que yo me hubiese ejercitado en el arte de rimar, acordé componer un soneto, en el cual, tras saludar a todos los devotos de Amor, rogaríales que juzgasen mi visión, que yo les habría descrito. Y seguidamente puse mano a este soneto, que comienza: «Almas y corazones con dolor.» 

 

Almas y corazones con dolor, 

a quienes llega mi decir presente 

(y cada cual responda lo que siente), 

salud en su señor, que es el Amor. 

 

Las estrellas tenían resplandor 

el más adamantino y más potente 

cuando adivino el Amor 

súbitamente en forma tal 

que me llenó de horror. 

 

Parecíame alegre Amor 

llevando mi corazón y 

el cuerpo de mi amada 

cubierto con un lienzo y dormitando. 

 

La despertó mi corazón, sangrando, 

dio como nutrición a mi adorada. 

Después le vi marcharse sollozando. 

lunes, 13 de enero de 2025

El Cantero Y El Asno Fábula de Mariano Melgar

Publícalas don Manuel Moscoso Melgar, dedicándolas a la juventud arequipeña (1878)

 

El Cantero Y El Asno

 

Nos dice cierta gente

Que es incapaz el indio:

Yo voy á contestarle

Con este cuentecillo.

Bajaba una mañana

Un cantero rollizo,

Repartiendo y lanzando

Latigazos y gritos

De cargados borricos.

Sobre una infeliz tropa

«¡Que demonio de brutos!

¡Que pachorra! me indigno!

Los caballos son otros:

Tienen viveza y brío;

Pero á estos no les mueve

Ni el rigor más activo.»

 

Así clamaba el hombre;

Más volviendo el hocico

El más martagon de ellos,

En buena paz le dijo:

«Trás cuernos palos? ¡Vaya!

 

Nos tienes mal comidos,

Siempre bajo la carga,

Y exiges así brio?

Y con azote y palo

Pretendes conducirnos,

Y aun nos culpas de lerdos

Estando en tí el motivo?

Con comida y sin carga

Como se vé el rocino,

Aprendiéramos luego

Sus corcobos y brincos;

Pero mientras subsista

Nuestro infeliz destino,

Bestia el que se alentara!

Lluevan azotes, lindo;

Zorna y cachaza: vamos,

Para esto hemos nacido.»

 

Un indio, si pudiera,

¿No diría lo mismo?

 

Los escritores Juan y Víctor Ataucuri García, en su libro Fábulas de Mariano Melgar, comentan:

 

«Es una dolida protesta contra la discriminación de los indios por parte de los grupos de poder representados por el cantero, a quien se le llama así porque transporta piedras desde una cantera hacia el pueblo, sometiendo a ese duro trabajo a un grupo de asnos. El maltrato y los insultos de parte del cantero son similares a los que sufrían los indios en esa época. Lo lamentable es que hasta hoy sucede esto, ya no son indios, sino gente marginada por el sistema, sean provincianos, pobres, emigrantes, etc. Melgar denuncia que esta situación no es culpa de los indios, sino de quienes los gobiernan. Esta fábula confirma que los temas que desarrollan las fábulas melgarianas siguen siendo muy actuales«.

 

Como comentario personal, llegue a este poeta leyendo sobre el proceso de las revueltas independentistas de la Argentina. Poeta que vivió y murió por la libertad de su pueblo. Luis Fraczinet

lunes, 6 de enero de 2025

Proclamación de la Independencia de Chile

PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA DE CHILE


El Director Supremo del Estado



La fuerza ha sido la razón suprema que por más de trecientos años ha mantenido al nuevo-mundo en la necesidad de venerar como un dogma la usurpación de sus derechos y de buscar en ella misma el origen de sus más grandes deberes. Era preciso que algún día llegase el término de esta violenta sumisión, pero entretanto era imposible anticiparla: la resistencia del débil contra el fuerte imprime un carácter sacrílego a sus pretensiones, y no hace más que desacreditar la justicia en que se fundan. Estaba reservado al siglo 19 el oir a la América reclamar sus derechos sin ser delincuente y mostrar que el periodo de su sufrimiento no podia durar más que el de su debilidad. La revolución del 18 de Septiembre de 1810 fué el primer esfuerzo que se hizo en Chile para cumplir esos altos destinos a que lo llamaba el tiempo y la naturaleza: sus habitantes han probado desde entonces la energía y firmeza de su voluntad, arrostrando las vicisitudes de una  guerra en que el gobierno español ha querido hacer ver que su política con respecto a la América sobrevivirá al trastorno de todos los abusos. Este último desengaño les ha inspirado naturalmente la resolución de separarse para siempre de la Monarquía Española, y proclamar su INDEPENDENCIA a la faz del mundo. Más no permitiendo las actuales circunstancias de la guerra la convocación de un Congreso Nacional que sanciona el voto público; hemos mandado abrir un gran registro en que todos los Ciudadanos del Estado sufraguen por si mismo libre y espontáneamente por la necesidad urgente de que el gobierno declare en el día la Independencia o por la dilación o negativa: y habiendo resultado que la universalidad de los Ciudadanos está irrevocablemente decidida por la afirmativa de aquella proposición, hemos tenido a bien en exercicio del poder extraordinario con que para este caso particular nos han autorizado los Pueblos, declara solemnemente a nombre de ellos en presencia del Altísimo, y hacer saber a la gran confederación del género humano que el territorio continental de Chile y sus Islas adyacentes forman de hecho u por derecho un Estado libre Independiente y Soberano y quedan para siempre separados de la monarquía de España, con plena aptitud de adoptar la forma de gobierno que más convenga a sus intereses. Y para que esta declaración tenga toda la fuerza y solidez que debe caracterizar la primera Acta de un Pueblo Libre, la afianzamos con el honor, la vida, las fortunas y todas las relaciones sociales de los habitantes de este nuevo Estado; comprometemos a nuestra palabra, la dignidad de nuestros empleo, y el decoro de las armas de la PATRIA; y mandamos que con los libros del gran registro se deposite la Acta Original en el archivo de la Municipalidad de Santiago, y se circule a todos los Pueblos, Exércitos y Corporaciones para que inmediatamente se jure y quede sellada para siempre la emancipación de Chile. Dada en el Palacio Directorial de Concepción a 1 de Enero de 1818, firmada de nuestra mano, signada con el de la Nación y refrendada por nuestros Ministros y Secretarios de Estado, en los Departamentos de Gobierno, Hacienda y Guerra.


Bernardo O’Higgins


Miguel Zañartu Hipolito de Villegas José Ignacio Zenteno


Fuente: Impresos chilenos : 1776-1818 / Santiago de Chile : Biblioteca Nacional, 1963 (Santiago : Instituto Geográfico Militar), 2 volúmenes, 11 hojas de láminas sin numerar (algunas color). Tomo 1, p. 535.

El documento fue redactado y trabajado en varias ocasiones por el abogado patriota Miguel Zañartu, por encargo del Director Supremo y del Delegado Luis de la Cruz, mientras que el manifiesto político que la acompañó fue redactado por el también abogado patriota Bernardo de Vera y Pintado. (Fuente Valencia, Luis. La declaración de Independencia de Chile. Boletín de la Academia Chilena de la Historia, Santiago: Imprenta El Esfuerzo, 1943, p. 3-10).


Luego de haberse realizado modificaciones se envió a manos de O'Higgins (quien en ese momento se encontraba en el sur dando batalla a los Españoles) fue finalmente firmada y aprobada el 1 de enero de 1818 en Concepción y luego en un acto solemne el 12 de febrero en Talca.

jueves, 2 de enero de 2025

El químico ruso que presentó la primera tabla periódica a la Sociedad Química Rusa. Dimitri Mendeleev

Dmitri Mendeléyev


El 6 de marzo de 1869 hace 155 años, el químico ruso, Dmitri Ivánovich Mendeléyev, Дми́трий Ива́нович Менделе́ев, presentó la primera tabla periódica a la Sociedad Química Rusa. 

 

Fue la culminación de un siglo de estudio de las propiedades químicas. su trabajo destaca por haber descubierto el patrón subyacente de la periodicidad de las propiedades de los elementos químicos. Sus estudios y conclusiones al respecto, fueron publicadas en 1869 junto con la primera versión de tabla periódica, que ahora se conoce como la tabla periódica de los elementos.

 

La tabla periódica en sí misma es una representación visual de la ley periódica, que establece que cuando los elementos son ordenados de acuerdo a su peso o número atómico, ciertas propiedades de los elementos se repiten periódicamente. 

 

Basado en el método del análisis espectral establecido por los alemanes Robert Bunsen y Gustav Kirchhoff, Mendeléyev se ocupó de problemas químico-físicos relacionados con el espectro de emisión de los elementos. Realizó las determinaciones de volúmenes específicos y analizó las condiciones de licuefacción de los gases, así como también el origen de los petróleos.

 

Su investigación principal fue la que dio origen a la enunciación de la ley periódica de los elementos, base del sistema periódico que lleva su nombre. Tuvo influencia sobre él el artículo de 1858 "Sunto di un corso di Filosofia Chimica" de Stanislao Cannizzaro. En 1869 publicó su libro Principios de la química, en el que desarrollaba la teoría de la tabla periódica.

 

Por su trabajo, Mendeleev fue recomendado para recibir el Premio Nobel de Química en 1906 pero fue pasado por alto. Luego de su muerte, se nombró el elemento radiactivo número 101, mendelevium, en homenaje a él.

sábado, 21 de diciembre de 2024

¿Por Qué Aún Hay Quienes Siguen Creyendo Que La Tierra Es Plana?

En diciembre ocurrió una curiosa situación, cuando un terraplanista viajó hasta la Antártida para poner a prueba su teoría, pero se dio cuenta de que está equivocado.

 

 

Aunque la idea de que la Tierra es plana está desacreditada científicamente, parece que cada vez más gente sigue una de las teorías de la conspiración más famosas. ¿Por qué muchos siguen creyendo que la Tierra es plana y cómo hacerles cambiar de opinión?

 

En diciembre ocurrió una curiosa situación con un terraplanista que viajó hasta la Antártida para poner a prueba su teoría, pero se dio cuenta de que estaba equivocado, informa Metro.

 

Jeran Campanella, uno de los más fervientes creyentes de que la Tierra es plana, dirige el popular canal de YouTube ‘Jeranism’, que cuenta con más de 164.000 suscriptores. El hombre estaba seguro de que la Antártida no era más que un muro de hielo por el que el sol sale y se pone todos los días, así que viajó al continente helado para demostrarlo.

 

Sin embargo, cuando llegó allí, Campanella se dio cuenta de que todos los demás tenían razón: el sol no se pone en la Antártida durante el verano austral. «A veces, uno se equivoca en la vida y yo pensaba que no existía la situación en la que el sol está visible las 24 horas del día. De hecho, estaba bastante seguro de ello. Y es una realidad: el sol sí da la vuelta por el sur. Entonces, ¿qué significa eso? Tendrán que averiguarlo ustedes mismos», afirmó.

 

«Pero ahora deberían ser capaces de aceptar que el sol hace exactamente lo que estos tipos dijeron: da vueltas alrededor del continente sur», agregó. Campanella dio las gracias al organizador del viaje, que costó 35.000 dólares, aunque no llegó a admitir que la Tierra es esférica.

 

Una de las teorías de la conspiración más famosas

La organización internacional anglo-estadounidense Flat Earth Society, pionera en la defensa del terraplanismo, se creó en 1956 y desde entonces no ha dejado de promover una serie de postulados para refutar el hecho de que la Tierra es redonda, mientras algunos de sus partidarios sostienen que la información que brindan las agencias espaciales son fraudulentas. Sus seguidores creen que la Tierra es un disco circular con el polo norte en el centro y un muro de hielo rodeando los bordes del disco para contener los océanos.

 

Asimismo, aseguran que la idea de que nuestro planeta es redondo forma parte de una conspiración orquestada por los gobiernos y por la NASA, entre otras estructuras oficiales, que tratan de ocultar la supuesta verdad.

 

 

En cualquier caso, la teoría de la Tierra plana se halla absolutamente rodeada de crítica y escepticismo por parte de la inmensa mayoría de la comunidad internacional y científica. 

 

¿Por qué mucha gente sigue creyendo que la Tierra es plana?

Según Jennifer Beckett, profesora de la Facultad de Cultura y Comunicación de la Universidad de Melbourne, esto se debe en parte a un cambio general hacia el populismo y la desconfianza en las opiniones de los expertos y los medios de comunicación. «En realidad, se trata del poder del conocimiento y de la creciente desconfianza en los que antes considerábamos los guardianes del conocimiento, como los académicos, las agencias científicas o el gobierno», afirmó.

 

En ese tipo de entornos, «es muy fácil que se impongan opiniones que antes eran marginales. Tienes un montón de gente a tu alrededor que reafirma constantemente tus creencias», explicó. Asimismo, destacó que los llamados ‘influencers’ de las redes sociales pueden tener ahora más influencia que un experto en la materia. «A menudo, se debe a que suelen contar mejor las historias», valoró.

 

Además, la especialista remarcó que la comunidad terraplanista utiliza varias plataformas de redes sociales de formas distintas y superpuestas para crear una especie de ecosistema en torno a sus creencias.

 

Lee McIntyre, investigador del Centro de Filosofía e Historia de la Ciencia de la Universidad de Boston y el autor del libro ‘Cómo hablarle a un negacionista de la ciencia: Conversaciones con terraplanistas, negacionistas del cambio climático y otros interlocutores en contra de la razón’, tiene su explicación de por qué la gente sigue negando la ciencia, recoge CBC.

 

Según su libro, la negación de la ciencia tiene cinco características clave:

 

La falacia de prueba incompleta

Creencia en teorías conspirativas

Confianza en falsos expertos (y denigración de los expertos reales)

Comisión de errores lógicos

Establecimiento de expectativas imposibles sobre lo que la ciencia puede lograr.

 

¿Cómo hacer cambiar de opinión a un terraplanista y es necesario hacerlo?

McIntyre está convencido de que no hay que rendirse en la lucha contra las opiniones anticientíficas. Cita un estudio publicado en 2019 por los investigadores alemanes Philipp Schmidt y Cornelia Betsch, que proponen varias estrategias para dialogar con los negacionistas de la ciencia. La primera consiste en argumentar hechos científicamente probados de forma razonada y coherente. Esta estrategia a veces puede tener bastante éxito. La segunda estrategia, igualmente eficaz, se basa en el supuesto de que todos los que reniegan de la ciencia cometen las mismas cinco falacias lógicas mencionadas en el libro.

 

Desenmascarar estas falacias educará a la audiencia sobre por qué los argumentos negacionistas son atractivos pero incorrectos. Por ejemplo, cuando alguien afirma que las vacunas deberían ser seguras al 100 %, se puede apelar a la falacia de las expectativas imposibles, porque ningún producto médico puede garantizar una seguridad del 100 %.

 

«Y mi experiencia es que si escucha a alguien y deja claro que lo respeta como persona, incluso si no respeta su creencia, pero le pregunta por qué la cree, al final dirá algo que pueda utilizar», comentó McIntyre. «Dirán algo ilógico. Dirán algo que se basa en un falso experto. Y eso te puede dar una apertura para al menos plantar esa semilla de duda para decir: ‘Bueno, espera un minuto. ¿Todas las fotos de la NASA son falsas?'», añade el autor.

 

Según el experto, lo que más respeta de los científicos es que contrastan sus prejuicios con las pruebas. «Si le preguntas a un científico qué pruebas podrían hacerte cambiar de opinión sobre la hipótesis X, te lo puede decir», subrayó McIntyre. «Un negacionista no es alguien que rechaza el consenso científico. Es alguien que rechaza el consenso científico y no tiene buenas pruebas de sus creencias y no dice qué pruebas le convencerían para abandonar sus creencias», comparó.