
Aquella tarde no nos dimos cuenta
cuando se descolgó la luna sobre los cerros
Se nos escapó el día entre los brazos del río
y la humedad de nuestro cuerpos sobre la hierba
En aquel abrazo cantaron mil semillas y
en tu cántaro tibio recibieron asilo
temblamos cual juncos rozados por la brisa
al decubrir la perfecta comunión de nuestro silencio
Y se vino la noche danzando entre los árboles
regalándonos un largo bostezo de sombras´
abrió su baul de ensueños y dejó prendido
un blanco farol sobre tu espalda desnuda.
Por Alicia Pereda
Poetisa de Nuestra Tierra
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