Durante sus más de 30 años de dictadura, el regimen de Stroessner dejó cientos de desaparecidos, miles de exiliados y décadas de violaciones a los derechos humanos, en lo que significó la etapa más oscura de la historia de ese país.
La situación estaba al borde del colapso y comenzaron a surgir los primeros rumores de un posible golpe de Estado aunque Stroessner creía imposible que su propio ejército se rebelara contra él.
Finalmente, el 2 de febrero de 1989 los militares tomaron gran parte del territorio paraguayo y en Asunción redujeron a los partidarios de Stroessner, provocando heridos y muertos en ambos grupos.
Después de ocho horas de enfrentamientos, el dictador no tuvo más remedio que entregarse a los golpistas liderados por su propio consuegro y, bajo su custodia, firmó su renuncia.
Su legado son los 20.814 paraguayos exiliados, los 20.000 detenidos sometidos a torturas y abusos y las 425 personas desaparecidas.
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